Se cumplen más de cuatro días sin pistas sobre el paradero de Ruth y José Bretón, los dos niños que supuestamente se perdieron el pasado sábado mientras jugaban con su padre, José Bretón, en un parque cordobés. Este caso muestra hasta qué punto las fobias de las feminazis han minado la objetividad y la independencia de algunos estamentos estatales. Si la obsesión desde el principio no hubiera sido la de incriminar al padre en la desaparición de los dos menores y sí la de esclarecer los hechos sin prejuicios indiciarios, tal vez a estas alturas ya se conocería el paradero de Ruth y José. “La presión de las feministas está siendo brutal”, relata a AD una fuente vinculada a la investigación.

De nada sirve que no se haya podido obtener una sóla prueba contra el padre o que ayer mismo el delegado del Gobierno en Andalucía anunciara que los niños pueden estar aún vivos. Ni tampoco que el nombre de José Bretón haya quedado estigmatizado para siempre al tener que soportar la presunción de culpabilidad desde el inicio del caso. La condición varonil empieza a ser una pesada carga criminal para incluso quien haya tenido la desgracia de perder a sus dos hijos. Decenas de efectivos policiales se dedicaron durante jornadas a buscar pruebas e indicios contra el padre. No hubo tal. Tal vez se haya perdido la oportunidad, durante ese precioso tiempo, de seguir el rastro adecuado y encontrar con vida a los niños. Pero, ¿qué le importa a muchas feminazis la vida de dos pequeños a cambio de la oportunida de ofrecer la cabeza cercenada de otro hombre a la adocenada y acobardada opinión pública española? Sin embargo la inexistencia de indicios probatorios contra el padre, la Policía sigue erre que erre siguiendo el camino que más conviene a las feministas y que acaso menos convenga al esclarecimiento del caso. Y un dato nada baladí: nueve de cada diez parricidios en España lo cometen mujeres.   

Ahora les toca a los abuelos

 La Policía, que sigue sin practicar detenciones, registraba ayer tarde la casa familiar de los abuelos situada en el centro de Córdoba en presencia del padre, pero de momento siguen sin resultados. La Policía está ahora tratando de reconstruir los últimos pasos que dieron los pequeños desde que salieron de la casa de su madre en Huelva, el viernes, hasta el momento de su desaparición. Se ha podido confirmar que los menores, de 6 y 2 años, pernoctaron el viernes en casa de sus abuelos, y que su padre, José Bretón, los recogió a mediodía del sábado, para al parecer ir a una comida familiar.

Varios vecinos sitúan a los niños en esa vivienda el sábado, y la abuela ha confirmado que discutió con Bretón porque no quería entregarle a los menores. A partir de ahí, se les pierde la pista, ya que los agentes dudan cada vez más que los niños llegaran al parque donde el padre dice que se le extraviaron. De hecho, en las cámaras de seguridad de un parque de juegos cercano solo aparece Bretón cuando está ya en compañía de los agentes para buscarlos.

Los movimientos del padre

La investigación también trata de concretar los movimientos del padre a través de su teléfono móvil. Así, se habría podido fijar que Bretón supuestamente avisó a los servicios de emergencia sobre lo sucedido desde la finca familiar en las afueras. La aparición de fragmentos óseos en los restos de una hoguera reciente hizo temer lo peor, aunque el análisis forense determinó que pertenecían a animales. Tampoco se han localizado pistas de los niños en los dos cuchillos que José guardaba en su vehículo.

Los registros por el río Gualdalquivir tampoco han arrojado ninguna luz. Los buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) rastrearon el martes el tramo comprendido entre la finca y el parque donde se perdieron, pero ayer decidían suspender la búsqueda, así como los rastreos con unidades caninas en distintos puntos de la ciudad.

Por su parte, el delegado del Gobierno en Andalucía, Luis García Garrido, reclamó ayer que no se hagan elucubraciones sobre el destino de los niños “que puedan dañar a la familia” y recordó que todas las líneas de investigación siguen abiertas, por lo que “no se descarta incluso que puedan estar con vida”.

García Garrido hacía un llamamiento a la prudencia respecto al desarrollo de la investigación, especialmente entre los medios de comunicación, a los que ha pedido “discreción” y que dejen trabajar a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Así, ha hecho hincapié en el efecto que ciertos comentarios “inoportunos” están teniendo entre la familia, que espera en la Comisaría cualquier novedad y mantiene la esperanza de encontrarlos con vida.

Ruth y José Bretón, de 6 y 2 años, desaparecieron el pasado sábado mientras estaban pasando el fin de semana con su padre, que hacia menos de un mes que se había separado de la madre de los niños. La mujer, tras conocer la noticia, presentó una denuncia contra su expareja por los malos tratos psicológicos, que se vendrían registrando desde hacía al menos dos años.