Nadal sucumbe ante el número 1 en la final de Wimbledon
El circuito mundial masculino tiene un nuevo número uno del mundo y un novato rey coronado en ‘La Catedral’ del tenis: Novak Djokovic. En la final de este domingo, donde se jugaba algo más que el título del torneo tenístico más prestigioso, se luchaba por la supremacía y se peleaba por demostrar quién era mejor tenista sobre la pista. Y por quinta vez en lo que va de temporada, el serbio volvió a demostrar que hoy por hoy es el mejor, un jugador diferente en una irrepetible temporada en la que solo ha perdido un partido. Pero no solo eso. Manifestó que dentro de este duopolio de reciente creación es muy superior después de haber arrasado durante todo el 2011 al español en la batalla psicológica, en la mental, la que le permite dar lo mejor de sí mismo siempre que juega con el español. Tras dos horas y 27 minutos, Nole alcanzó su tercer título de ‘Gran Slam’, primero en el jardín londinense, por 6-4, 6-1, 1-6 y 6-3.
Durante los primeros compases del choque, Nadal parecía haber aprendido la lección de las derrotas anteriores. Cambió su planteamiento y su juego desde el primer instante. La derecha paralela, el golpe con el que tritura el de Manacor a sus oponentes y el que refleja a la perfección su nivel de confianza, tardó segundos en aparecer. En el segundo y el tercer punto, el balear soltó el brazo e hizo recular al serbio. El juego inicial no cayó de su lado, pero sí mostró su diseño para intentar minar el sólido juego de Djokovic. La estrategia era clara: ser muy agresivo. Y en el primer tramo del set le funcionó: los puntos duraban poco, los cañonazos volaban desde los dos lados de la pista.
De ahí en adelante, los servicios fueron a más e impusieron su dictadura. Nole fue cogiéndole el ritmo a la final y comenzó a disparar tiros ganadores. El patrón de juego por el que apostó el balear fue contrarrestado y dominado con el paso de los juegos por el balcánico. Djokovic se fue acomodando en la pista a la misma velocidad que Nadal fue reculando y cediendo la iniciativa del punto. En el décimo juego, al igual que contra Murray, se acumularon los poco habituales errores no forzados del español (dos en cuatro puntos) y dos ‘derechazos’ del nuevo número uno del mundo en el mismo juego. Y como en semifinales, el manacorense cedió la primera manga.
El intratable ‘Nole’
Había un dato que reflejaba el malestar del español en la pista: en los once primeros juegos del encuentro, hizo los mismos errores no forzados (7) que ante Murray. Y es que, las sensaciones que ofrecía el español en la pista no eran nada buenas. Demasiado atrás, Nole consiguió su cuarto juego consecutivo y su segundo ‘break’. Con facilidad, además. El banquillo de Djokovic vibraba.
El tenis del balcánico se mostraba más devastador que nunca. Su juego impecable martilleaba al español con la máxima dureza posible. La raqueta del pupilo de Marjan Vajda soltaba cañonazos sin descanso mientras el español se limitaba a ver como el vendaval caía sobre él.
Cada juego, cada punto, cada golpeo, eran una oda al mejor tenis del segundo cabeza de serie visto en mucho tiempo. Llevaba la iniciativa al servicio y al resto. Conocedor de su ventaja mental sobre el balear, gracias a sus cuatro victorias en esta temporada, Nole no cesaba en su empeño de castigar y destrozar la moral del balear. Y así evitar cualquier atisbo de remontada épica del primer cabeza de serie. Por si era poco, Djokovic completó su tercera rotura de servicio en sendas oportunidades y abrochó el set con su saque por 6-1.
Mejoría insuficiente
El panorama era inmejorable para el nuevo número uno del mundo. Dos parciales a cero y la absoluta supremacía sobre la hierba londinense. Sin embargo, si hay un jugador que ha demostrado no dar una bola por perdida, no ceder en su empeño en ningún partido, ese es Rafael Nadal. Y esa mentalidad que le ha llevado a lo más alto volvió a aparecer. Cuando peor estaba jugando, cuando más lejos de la línea de fondo estaba golpeando, rompió el primer servicio del serbio en la tercera manga en su primera oportunidad.
A partir de ese momento, el tenis del español fue poco a poco a más. La seguridad en sí mismo y en su tenis en el tercer parcial creció sustancialmente. Su efectividad con el servicio aumentó en este acto -ganó el 92% de los puntos con el primero-. Y con otra rotura de saque en su haber, le devolvió el set a Djokovic. El buen momento del español se extendió al primer juego, en el que tuvo una bola de ‘break’. Pero Nole salvó la complicada situación y cogió el suficiente oxígeno como para romper inmediatamente al español.
Era su momento para romper el partido. Sin embargo, las dudas florecieron en el tenis del serbio y Nadal le devolvió la rotura. Esas vacilaciones que invadieron al balcánico fueron las que atenazaron al español al final de la manga. Una doble falta inicial sentenció su juego al saque. Dos derechas fáciles erradas sepultaron sus opciones de devolverle el ‘break’ y alargar el partido. Novak Djokovic era el campeón de Wimbledon. Novak Djokovic destrozaba el mito de Nadal en el ‘All England Tennis Club’ y comenzaba a construir su propia leyenda sobre la hierba londinense.
El tenista español quiso ganar a ultima hora pero ya era tarde, el serbio en mas de un set lo mantuvo contra las cuerdas y este no supo responderle adecuadamente las finales no se juegan, las finales como hizo Djokovic, se ganan