Tardó menos de una semana en encontrar una nueva casa donde trabajar. De la primera salió detenida por, presuntamente, sustraer tres mil euros a la dueña. En la segunda acabó de la misma manera. Una empleada del hogar ha vuelto a ser arrestada, en esta ocasión por la Policía Nacional, acusada de hurtar dinero y joyas en el domicilio donde acababa de entrar a trabajar. La detenida, E. G. R., es boliviana y tiene 29 años, según informó ayer la Comisaría Provincial.

La primera vez que la arrestaron fue el 2 de junio. La sala del 092 de la Policía Local recibió una llamada de la víctima, que alertó a los agentes de que le habían sustraído una suma de dinero en efectivo que guardaba en su casa. Echó en falta 3.175 euros, como ya adelantó este periódico (ver edición del día 4).

Una patrulla de la Jefatura del distrito Centro acudió a la vivienda para comprobar este extremo. En el inmueble solo estaba la afectada y una empleada del hogar que había empezado a trabajar allí tres días antes. La dueña de la casa observó que los cajones del armario de su dormitorio estaban revueltos. Al principio no le dio importancia, pero luego se percató de que el ordenador portátil tampoco se encontraba en su sitio. Lo halló en una bolsa colgada del pomo de la puerta de otro cuarto. Entonces vio que le faltaba el dinero.

Los agentes se entrevistaron con la empleada del hogar, que resultó ser E. G. R. Miraron en su bolso, pero apenas tenía 100 euros. Aun así, decidieron trasladarla a la Jefatura para que la cacheara una funcionaria. Tampoco halló ni rastro del dinero. A los agentes se les ocurrió mirar nuevamente en el bolso ante la posibilidad de que hubiese escondido allí el botín durante el traslado en el coche patrulla. Así fue. Estaban en un bolsillo exterior.

La empleada del hogar, que hasta ese momento carecía de antecedentes policiales, fue detenida por un presunto delito de hurto. Tras pasar a disposición judicial, quedó en libertad. En menos de una semana, encontró una nueva casa en la que trabajar. Esta vez, en Vélez-Málaga.

Segundo caso

La mujer consiguió el empleo recomendada por terceras personas. Según las investigaciones de la Policía Nacional, la empleada del hogar apenas habría necesitado un par de días para localizar el lugar donde su nueva víctima guardaba el dinero y las joyas. «[…] Esperaba a que cayera la noche y, mientras la dueña dormía, aprovechaba para llevarse poco a poco los objetos de valor», indicó la Comisaría Provincial en una nota.

Las pesquisas policiales, que comenzaron a raíz de la denuncia de la propietaria, condujeron hasta la empleada del hogar, que fue detenida el día 9 -una semana después del primer arresto- como presunta responsable del hurto de 5.600 euros en efectivo y joyas. Reconoció la autoría y confesó que había vendido parte de las alhajas en tiendas de compraventa de oro. La policía registró la habitación que tenía alquilada en Málaga y recuperó parte de las joyas.