Alejandra Mendívil/Especial para AD.- Todo el mundo coincide en que José María Aznar nos dejó un magnífico legado económico. Aún recuerdo los datos de la época, de un crecimiento del PIB del 4% durante los primeros años del gobierno del PP y de un 2% durante los últimos 4 años después de la malaventurada crisis del año 2001, que fue tan breve como rara e inconcreta.

Se pasó también de una tasa de déficit público del 5% que dejaron los gobiernos del PSOE hasta prácticamente un 0% y se dejó la deuda pública en un 50% del PIB, cumpliendo el tratado de Maastritch. ¡Somos y seremos europeos! ¿Por qué no hablar ahora del famosísimo y endémico paro en España? El gobierno del PSOE lo dejó en el 25% y Aznar lo redujo hasta aproximadamente el 10%.

Muchos son los ‘’expertos’’ que creen que ZP debería haber copiado las medidas económicas de Aznar durante su gobierno y no parecen distinguir entre las épocas y realidades distintas.

Veamos: Cuando Aznar llegó el año 1996, el entonces ministro de Economía Solbes había acometido las reformas estructurales y se había llevado la palma (y la mala popularidad) que permitiría el crecimiento económico de acuerdo con la mejora en la coyuntura internacional. En ese sentido el PP de Aznar sólo debió dejarse caer por el tobogán.
Cuando digo coyuntura internacional no me refiero solamente a la mejora de las importaciones/exportaciones sino a otras circunstancias, tales como:

Los beneficios que produjo a España la entrada de pleno en la UE

-50.000 millones de euros durante los ocho años del gobierno de Aznar que representaban un 1% del PIB español de cada año surgidos de los fondos estructurales de la UE.

-Privatizaciones por valor de 35.000 millones de euro, entre ellasTelefónica o Camps. Sin dejar de lado los famosísimos factores demográficos. Hagamos también un parón en el notable aumento de la producción de acuerdo al incremento en el número de ‘’españoles’’ gracias a las masas migratorias a partir del año 2000-2001 por valor de… ¿dos millones o dos millones y medio de personas?

Otro factor importante es fijarnos en los resultados económicos de nuestra integración en el ‘sueño’ europeo: Por ejemplo, la homologación a Europa de los tipos de interés que llegando a estar varios puntos por debajo de nuestra inflación y estando en el punto más bajo de nuestra historia favorecieron a los dos sectores que durante los gobiernos populares fueron la base del crecimiento de nuestra economía: el consumo privado y la construcción.

Parece ser una sustanciosa lista de factores totalmente externos y ajenos a la política del PP’ que al principio son muy beneficiosos, pero que pasado el tiempo se deshinchan. ¿o no?

Esa etapa, estés de acuerdo o no, fue de crecimiento artificial y asalvajado basado en la especulación inmobiliaria y el desordenado consumo privado. ¿Pruebas? El endeudamiento privado y particular de nuestra economía.

Es decir, que la eficientísima política económica del PP se ha basado simplemente en hinchar la demanda a golpe de hipoteca, vivienda y consumo y sin invertir apenas nada en tecnología ni formación. Y de esos polvos, los actuales lodos económicos.

“Pan para hoy y hambre para mañana”

La política de Aznar se basó en el ‘’Pan para hoy pero hambre para mañana’’ y esa es la causa fundamental de nuestros problemas. Esta ínfima inversión en capital tecnológico y formativo de los gobiernos del PP ha tirado por los suelos la competitividad de los productos españoles en el extranjero. La destrucción galopante del tejido industrial hizo que no se tuviera más remedio que buscar la mano de obra barata en países extranjeros mediante la deslocalización parcial o total de sus procesos productivos como alternativa a producir productos con un valor añadido ‘’presentable’’ ante el mercado internacional.

Esta situación supone que, para los inversores extranjeros, ya no es rentable ni atractivo establecer sus negocios en una España que durante años fue nada menos que ‘’prometedora’’.

Hablemos ahora de impuestos

España, país de constantes reformas fiscales. Durante los años de gobierno del PP se llegaron a reducir en más de 10 puntos los tipos máximos a los grandes capitales españoles. Lo mismo pasó con las plusvalías (30 puntos de descenso, si no recuerdo mal). Pero… ¿Ha habido ni siquiera una parte de esos descensos impositivos que haya recaído sobre las clases bajas y medias? (Por clase baja y media me refiero a aquellos que ingresan… ¿menos de 10.000 euros al año? Otro sablazo ruín a la justicia económica: Robarle a los pobres para dárselo a los ricos.

¿Crees que he llegado a su fín? Pues no. Sigamos repasando el aznarismo: Entramos en el capítulo de los gastos sociales, el gran ‘’perdedor’’ del decretazo de ZP.

No estaría de más recordar que durante el gobierno del PSOE, las inversiones sociales representaban un -25% de los gastos de presupuestos públicos y el PP los redujo hasta aproximadamente el 18%.

No hablemos de las inversiones en educación, que como el PP no los consideraba importantes las redujo desde el 6% al 4%, entre 1996 y 2004 y a propósito del conocido como cheque bebé, bienvenida haya sido cualquier medida que nos haya hecho escalar posiciones “europeas” en el apartado de ayudas a la família, que durante los gobiernos ‘’aznaristas’’ representaba menos del 1% del PIB cuando en el resto de Europa se acercan al 3%, y tirando corto.

Dicho de otra manera, el gobierno del PP tiró a la basura muchos años útiles de la economía española. El PSOE, como le ocurrió al PP, no va a poder apoyarse el las privatizaciones, en los fondos estructurales de la Unión con una economía muy desequilibrada (Construcción-resto de sectores) o un evidente atraso competitivo.

El PP nos ha llevado a la ruina como país, lo que pasa es que la patata caliente ha estallado en las manos del PSOE y parece que sea el único culpable, ya que no ha sabido gestionar ni enfrentarse al problema económico recibido.

En definitiva, en España nadie ha gestionado nunca bién la economía, España es un país predestinado a la miseria ecónomica y humana. Ni hay recursos naturales ni capital humano para enfrentarnos a la crisis.

*Alejandra Mendívil es experta financiera.