Al menos 58 personas han muerto -incluidos mujeres y niños- y 160 han resultado heridas como consecuencia del atentado suicida perpetrado este martes contra un santuario chií en pleno centro de Kabul, en el que cientos de personas celebraban la festividad religiosa de la Ashura, según un nuevo balance procedente del Ministerio de Sanidad. “El número de muertos ya es de 58 y el de heridos de 160, algunos de ellos en estado crítico”, ha declarado un portavoz del Ministerio, Saji Kargar.

El atentado de Kabul podría suponer un precedente, ya que, desde la caída del régimen de los talibán, hace justamente diez años, el país se había librado en buena parte de la violencia interconfesional que tanto ha afectado a su vecina Pakistán. El jefe del Departamento de Investigación Criminal de Kabul, Mohammad Zahir, ha advertido de que el balance de víctimas puede aumentar. “No está claro quién ha cometido el atentado, nadie ha asumido la responsabilidad”, ha añadido.

El propio presidente de Afganistán, Hamid Karzai, ha declarado que es “la primera vez” que se produce un acto de terrorismo “tan horrible” durante las celebraciones de la Ashura en el país. El festival de la Ashura conmemora el martirio del nieto del profeta Mahoma, Husein, en la batalla de Kerbala, en la actual Irak, en el año 680.

Por otra parte, al menos cuatro personas han muerto -entre ellas un soldado afgano- y 17 han resultado heridas a causa de la explosión de una bicicleta bomba cerca de la principal mezquita de la ciudad de Mazar-i-Sharif, en el norte de Afganistán. Las calles de la ciudad estaban abarrotadas por personas que celebraban la Ashura, pero de momento se desconoce si este segundo atentado guarda alguna relación con ello. El portavoz de los talibán, Zabihulá Mujahid, ha condenado “enérgicamente”, en nombre del “Emirato Islámico”, estos “crueles, indiscriminados y antiislámicos” atentados cometidos por “el enemigo”.

Violencia interconfesional

Afganistán ha conocido en el pasado numerosos enfrentamientos entre la mayoría suní y la minoría chií, pero desde la caída del régimen de los talibán, hace justamente diez años, el país se había librado de la violencia interconfesional que tanto ha afectado a su vecina Pakistán. Por ello, el atentado de Kabul podría suponer un precedente. Los talibán no se han pronunciado de momento sobre ambos incidentes.

Los ataques se producen un día después de la celebración de la conferencia de Bonn sobre el futuro de Afganistán, en la que a comunidad internacional se comprometió a apoyar financieramente al país asiático hasta 2024. No se concretaron cifras pero se aseguró un impulso decidido de su proceso democrático y de la lucha contra la corrupción.