Un asesinato cruel y muchas incógnitas todavía por resolver
D.C.- La Fiscalía de Sevilla y la acusación particular que ejercen los padres de Marta llevarán al juicio que se inicia el próximo lunes la versión de Miguel Carcaño en la que confesó que entre él y Francisco Javier García Marín, el Cuco, asesinaron a la joven después de que ambos la violasen. La persistencia en la incriminación de ambos por los dos delitos se produce a pesar de que ya hay una sentencia del juez de Menores que ha absuelto al Cuco de los delitos de asesinato y violación, lo que pone en entredicho la credibilidad de un testimonio del que el propio asesino confeso ya se retractó, al asumir de nuevo la autoría del crimen y negar que Marta fuese vejada sexualmente.
Esa sentencia del juez de Menores aún no es firme, puesto que la Audiencia de Sevilla no ha resuelto el recurso que presentaron las acusaciones, pero de momento la versión de los hechos que la Fiscalía está dispuesta a defender en la vista oral es esta misma, que aparece reflejada en la infografía que ilustra esta información.
El escrito de la acusación pública relata que, la tarde del 24 de enero de 2009, Miguel Carcaño Delgado se dirigió al domicilio de la calle Argantonio donde residía Marta, de 17 años y con la que tenía una relación de amistad desde hacía tiempo. Tras llamarla al portero electrónico, Marta bajó a la calle, pidiéndole ésta que la llevara en su ciclomotor a casa de una amiga para entregarle unos apuntes a una compañera de estudios.
De ahí se marcharon a una plaza situada en Santa María de Ordaz, donde habían quedado con un grupo de amigos entre los que se encontraba el Cuco, permaneciendo en la zona hasta las 19:15 aproximadamente. A esa hora, Marta le pidió que la llevara hasta Triana para ver la imagen del Cristo de las Tres Caídas en la capilla de la calle Pureza. Como la capilla estaba cerrada, Marta llamó a un amigo con el que se citó en las inmediaciones del puente de Triana, al que llegaron sobre las ocho de la tarde. La conversación con este amigo duró sólo unos diez minutos y, a continuación, Marta y Miguel se desplazaron a su piso, ubicado en el número 78 de la calle León XIII.
Cuando llegaron a la vivienda eran las 20:30 aproximadamente y en la misma se encontraba el hermano de Miguel, Francisco Javier Delgado, quien se marchó unos quince minutos después. En el piso se presentó el Cuco, y Miguel y el menor estuvieron consumiendo algunas bebidas alcohólicas hasta que surgió en ambos la idea de mantener relaciones sexuales con Marta, precisa el fiscal en su relato de cargos. Marta se negó y Miguel, “frustrado ante la negativa”, comenzó “de forma repentina e inopinada” a golpearla con los puños en el rostro, una agresión a la que se sumó el Cuco.
La siguiente escena del truculento relato de los hechos que realiza la Fiscalía se produjo en el dormitorio de Miguel Carcaño, una pequeña habitación que se encuentra al inicio del inmueble. En ese cuarto, el Cuco habría amenazado supuestamente a Marta con una navaja tipo mariposa -de ocho centímetros y que el menor había regalado unos días antes a Miguel-, obligándola a mantener las relaciones.
El fiscal Luis Martín, siguiendo siempre la controvertida versión que Carcaño ofreció el 17 de marzo de 2009 en el juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla y a la que el juez de Menores no dio credibilidad alguna, recoge otros detalles de cómo se habrían producido los hechos. Así, señala que para evitar que gritara le colocaron uno de sus calcetines en la boca, situación que mantuvieron hasta que ambos finalizaron la agresión.
Después de violarla, colocaron a Marta de rodillas en el suelo, en el lugar exacto donde con posterioridad las pruebas científicas revelaron una mezcla de los perfiles genéticos de Marta y del Cuco. Fue entonces cuando le sujetaron las manos y los brazos con cinta aislante, mientras que el menor le colocó un cable de alargadera al cuello y comenzó a apretar hasta que la asfixió. El fiscal añade que una vez que comprobaron que Marta no respiraba, “tras unos minutos de nerviosismo y desconcierto”, decidieron llamar a otro de los inculpados, Samuel Benítez Pérez, a quien contaron lo que habían hecho.
En cuanto a cómo se deshicieron del cuerpo de Marta, el Ministerio Público considera que entre Miguel y el Cuco envolvieron el cadáver en una manta o similar, y guardaron su objetos personales, entre ellos su teléfono móvil, y la alargadera que habían empleado, en bolsas de plástico. Entre los dos también limpiaron la sangre y los demás vestigios.
La implicación del hermano, Francisco Javier Delgado, y de la novia de éste, María García Mendaro, la explica el fiscal en su escrito de acusación señalando que, con posterioridad, coincidieron con ellos en el piso y le contaron con todo detalle lo que había sucedido con Marta, además de poder comprobar por sí mismos la presencia del cuerpo. Dice el fiscal que Francisco Javier y María no denunciaron los hechos a a Policía y se dispusieron a “ayudar” a los dos presuntos asesinos a ocultar el cuerpo y los efectos personales de la joven.
Samuel Benítez y el Cuco volvieron al domicilio con un vehículo no identificado, y el hermano de Miguel amenazó presuntamente al menor diciéndole que “algo muy grave le pasaría a su familia” si contaba lo que había visto en el piso de León XIII.
El fiscal no fija la hora en la que se produjo la salida del cuerpo de la vivienda, debido a las contradicciones entre las llamadas telefónicas y los horarios facilitados por los testigos que vieron aquella noche a Miguel Carcaño manipulando una silla de ruedas. Lo que sí sostiene es que Marta fue sacada en la silla de ruedas de la madre de Carcaño y que, tras introducir el cadáver en ese vehículo desconocido, se dirigieron a un lugar no determinado donde “dieron al cuerpo de Marta un destino desconocido”.
Desde entonces, los acusados, “de forma contumaz, se han negado a decir qué destino dieron al cuerpo, llegando a ofrecer distintas versiones, todas ellas erráticas, sobre este extremo a sabiendas de que de esta forma los familiares no podrían dar sepultura al cuerpo y que con ello les iban a causar un estado de desasosiego, inquietud, ansiedad y profundo dolor, ultrajando su más íntimos sentimientos y convicciones”, concluye el escrito presentado por la acusación pública.
Lo que no tiene en cuenta es que en la versión en la que Miguel incriminó al Cuco también exculpaba completamente a Samuel de cualquier participación en los hechos, si bien en la última declaración prestada vuelve a implicarle directamente como la persona que se lleva el cadáver para deshacerse del mismo.
la primera sesion suspendida,porque tienen que deliberar.mierda de justicia que tenemos en este pais que ya no reconozco.
yo soy el padre y me los cargo
ESPAÑA PAIS DE PANDERETA Y JUSTICIA DE OPERETA
EN ESTADOS UNIDOS ESTOS PAYASOS NO SE ESTARIAN RIENDO VACILANDO A LA AUTORIDAD ALLA UNA SOLA NOCHE EN UNA PRISION FEDERAL DE MAXIMA SEGURIDAD HACEN HABLAR HASTA A LOS MUDOS
DE BIENVENIDA UNA SEGURA VIOLACION A EL QUE ENTRA ALLI Y POR MIEDO A ESO TODOS CANTAN OPERA ANTE LOS JUECES AMERICANOS
AQUI ESTOS PAYASOS VACILAN LA JUSTICIA SE RIEN DE LA POLICIA SE MOFAN DE LOS JUECES Y SIGUEN JODIENDO
SI FRANCISO FRANCO VIVIERA YA VERIAS SI NO CHILLARIAN COMO LO QUE SON UN PAR DE MARICAS