La ausencia de un doble vallado perimetral completo en un centro que trabaja con patógenos de alto riesgo no es un fallo menor ni una cuestión técnica discutible, es una negligencia con consecuencias económicas y sociales perfectamente cuantificables.

Mientras el Juzgado de Instrucción número 2 de Cerdanyola del Vallès investiga lo ocurrido en el laboratorio, el impacto real ya se está produciendo lejos de los despachos y de los comunicados oficiales.

Miles de cabezas de ganado porcino sano han sido sacrificadas de manera preventiva para evitar la propagación de la peste porcina, no porque estuvieran enfermas, sino porque el protocolo obliga a eliminar cualquier riesgo cuando el virus se aproxima.