La fractura social de la toxicidad política sanchista
Es una realidad que la radicalización y polarización de la sociedad es una estrategia política que promueve el Frente Popular del sanchismo para mantenerse en el poder. Provocan el enfrentamiento en el seno de los diferentes grupos que conforman la sociedad: hombres y mujeres, jóvenes y mayores, la «ultraderecha» y «progresistas», ricos y pobres, empresarios y trabajadores, etc.
Actualmente, impedir que la «ultraderecha» acceda al Gobierno es el único argumento del que disponen para movilizar a sus seguidores. Sus leyes de memoria, primero histórica y ahora «democrática», tienen como objetivo el volver a las «dos Españas» sepultadas por la Transición y la Constitución «de la Concordia».
La frase de Zapatero a Gabilondo que desveló un micrófono no apagado lo resumía en TV en plena campaña electoral: «Nos interesa que haya tensión». El resultado de esa estrategia polarizadora es una sociedad fracturada y dividida, que es lo contrario al bien común, que es el principal objetivo que debe guiar la actuación de todo gobierno digno de ser considerado como tal. Y ayer se dio a conocer un estudio sobre la «Fractura Social» en España, y los datos son demoledores al respecto.
En el último año se estima que un 14% de los españoles –más de 5 millones– han roto amistades o relaciones familiares por discusiones políticas. Un 60% de ellos evitan hablar de política en sus encuentros y de manera muy especial en los almuerzos o cenas familiares para evitar broncas y rupturas.
Por su parte, un 15% de la población ha abandonado su participación en grupos de WhatsApp por el mismo motivo. Este es un primer balance de lo que el sanchismo está creando en España con su polarización política. Los expertos ya alertan de los peligros de la que califican como «toxicidad política» que conlleva esta fractura social que «ridiculiza y deshumaniza» al adversario.
El IX Informe FOESSA califica esta situación de «fractura social sin precedentes», con datos que amplían lo anterior. En concreto, afirma que más de 10 millones de personas –el 23,1% de la población– viven en exclusión social, y 4,3 millones en exclusión severa: un 52% más que en 2007.
Este es el balance del sanchismo en el gobierno, un Frente Popular social comunista que sigue la senda de su precedente en la Segunda República. Y es el balance que debía haber efectuado ayer su protagonista y principal responsable de esta situación. Destruir España es lo que está haciendo Sánchez, apoyado por Otegi y los separatistas catalanes y vascos.
Los extremeños, aragoneses, castellano-leoneses y andaluces, en los próximos seis meses le van a decir en las urnas lo que opinan.











