Jorge Sanz Casillas.- Si España fuera un país normal, las columnas de hoy irían sobre unas elecciones anticipadas. Pero como somos el país que somos –y nos gobierna el taimado que hemos elegido por acción o por omisión– no queda otra sino celebrar otro día histórico. Por primera vez, España vio entrar en prisión a un diputado nacional en ejercicio. A falta de Presupuestos, plan de vivienda y prosperidad, el sanchismo es una sucesión infinita de primeras veces, a cada cual más sonrojante.

Primero fue la imputación de su mujer, luego la de su mano derecha (Ábalos), luego la de su mano izquierda (Cerdán), luego la de su hermano, luego la del fiscal… Y llegaron los procesamientos, las prisiones provisionales… y en algunos casos las condenas. Y aquí seguimos, haciendo callo frente al escándalo, completamente anestesiados, e incluso aguantando lecciones desde de esa izquierda que ha hecho verdadero negocio a través de la trinchera elegida.

Este es el caso del Gran Wyoming, que esta semana recibió un Premio Ondas y empleó su discurso a pronunciar una lección de ética periodística:

«Ellos sueltan en seguida: ‘A mí nadie me da clases de periodismo’. Dicen, cuando se les cuestiona. Es que no son clases de periodismo. Son clases de decencia elemental», dijo vehemente. «Un periodista deja de serlo cuando miente (…). Y como ciudadanos exijo una vez más el derecho constitucional a la información veraz».

Qué de acuerdo estamos, Wyoming. Y qué oportunidad perdiste para reconocer la labor de todos esos medios que informamos de las andanzas de Ábalos mientras otros (aquellos apadrinados por el sanchismo) os burlabais en prime time. Qué ocasión tuviste de pedir perdón, por cierto, por todos los chistes que hiciste sobre los martillazos del PP a sus discos duros, cuando no hay sentencia que confirme tal cosa. Y qué oportunidad perdiste, también, para hacer bromas sobre Angélica Rubio, por ejemplo, que aseguró que el juez Peinado tenía dos DNI «de distinto número», como si fuera un 007 entrado en años. Ella cobra hoy más de 100.000 euros anuales como consejera de RTVE gracias al Pleno que la izquierda celebró el día después de la dana, con Valencia abandonada a su suerte y mucha gente pidiendo un aplazamiento por caridad. Aquella vez, por lo que sea, no te vieron indignarte ni apelar a la verdad.

Qué ocasión tuviste, en definitiva, para esconder vuestra hemiplejia moral. Porque la izquierda tiene por costumbre decirnos al resto cómo informar, cómo relacionarnos y cuántas casas comprar; para luego ellos llenar la prensa de mentirosos, encubrir errejones y acaparar vivienda como adictos al Monopoly.

El Debate