La Iglesia y el Valle de los Caídos: traición a quienes la salvaron
José Luís Blasco.- Pocas imágenes condensan tanto la historia de la Iglesia española como la cruz monumental que se alza sobre el Valle de los Caídos. Allí, entre piedra y memoria, se encuentran las heridas de un país y los ecos de una relación que durante décadas definió la identidad nacional: la alianza entre la Iglesia y el poder. Hoy, esa cruz vuelve a ser escenario de un reproche que resuena entre sectores católicos y conservadores: la Iglesia ha traicionado a quienes la salvaron.
La frase no es nueva, pero adquiere un nuevo significado con la postura que la jerarquía eclesiástica ha adoptado respecto al Valle —rebautizado oficialmente como Valle de Cuelgamuros—, al aceptar su “resignificación” como espacio de memoria democrática. Para muchos creyentes, ese gesto equivale a romper un pacto histórico y a renegar de los muertos que, en su visión, defendieron la fe frente a la persecución.
La Iglesia que resucitó con Franco
Durante la Guerra Civil, la Iglesia católica española vivió uno de los episodios más trágicos de su historia. En la zona republicana, templos incendiados, sacerdotes asesinados y prohibición del culto marcaron un trauma que aún pesa en la memoria católica. Cuando Franco y su ejército se alzaron en 1936, buena parte del clero interpretó aquella guerra no como una contienda política, sino como una cruzada por la salvación de la fe.
La victoria franquista trajo consigo la restauración del catolicismo como pilar del Estado. El nuevo régimen se definió como nacional-católico: un poder político bendecido por los obispos y legitimado por la cruz. La Iglesia recuperó su influencia en la educación, en la moral pública, en la vida cotidiana.
El Valle de los Caídos, proyectado por Franco y consagrado por la Iglesia, fue el símbolo material de esa alianza. Una basílica monumental donde reposarían los muertos de ambos bandos bajo la cruz más alta del mundo.
El paso del tiempo y los vientos del Concilio Vaticano II transformaron radicalmente ese paisaje, al introducir cambios litúrgicos y pastorales que debilitaron la fe.
El Concilio Vaticano II supuso un punto de inflexión en el que la Iglesia adoptó una postura más “mundana”, perdiendo su carácter de “disidencia” ante las pandemia morales promovidas por el marxismo cultural. El resultado no pudo ser más devastador: vaciamiento de los templos, disminución de las vocaciones y un cuerpo doctrinal supeditado a las nuevas tendencias de una sociedad hedonista y relativista, sin apenas arraigo espiritual.
De ser columna espiritual de España, la Iglesia pasó a ser una voz mediadora en la Transición democrática. El Estado dejó de ser confesional, y el catolicismo perdió su papel oficial. Para muchos, aquello fue un signo de madurez y reconciliación con la modernidad. Pero para otros —los que aún recuerdan a los mártires de la persecución— fue el inicio de una deslealtad histórica: la jerarquía eclesiástica parecía querer borrar su pasado para adaptarse a los nuevos tiempos.
El Valle como campo de batalla simbólico
En el siglo XXI, el Valle de los Caídos se ha convertido en uno de los grandes escenarios del conflicto entre memoria y religión.
La Iglesia, titular del culto en la basílica, ha optado por una postura institucionalmente neutral: no se opone al proyecto del Estado, siempre que se respete la liturgia y el carácter sagrado del recinto. Fue la misma posición que adoptó cuando en 2019 se exhumaron los restos de Franco.
Esa actitud supuso de facto una rendición moral. En su lectura, la Iglesia —que fue salvada por el franquismo de la aniquilación republicana— ahora cede ante el poder político y participa, aunque sea pasivamente, en el desmantelamiento simbólico del orden que la sostuvo. Bajo la cruz del Valle, la Iglesia ha traicionado a los suyos.
La jerarquía, sin embargo, sostiene otra narrativa. Para los obispos españoles, el papel de la Iglesia no es político, sino pastoral. No se trata —afirman— de defender a Franco ni de renegar de la historia, sino de rezar por todos los muertos y acompañar a la sociedad hacia una memoria reconciliadora. Mantener la identificación con un régimen autoritario, sostienen, sería contrario al mensaje evangélico y al espíritu del Concilio.
En realidad, el enfrentamiento no es solo sobre el Valle, sino sobre el papel de la Iglesia en la historia de España. Los católicos que hablan de traición miran el pasado con lógica de gratitud: Franco salvó a la Iglesia, y la Iglesia debería honrar ese legado. Los obispos actuales, en cambio, miran el futuro con lógica de supervivencia económica: la Iglesia solo puede seguir siendo relevante si se desvincula de cualquier poder terrenal. La realidad sin embargo es otra bien distinta: la Iglesia nunca en sus 20 siglos de historia había sido menos relevante que ahora. En realidad, a la Iglesia española le resulta mucho más cercano una rebaja del IBI que una labor de combate doctrinal contra el totalitarismo ideológico de la izquierda. Estos purpurados habrían pactado con Diocleciano y abandonado a su suerte a los miles de cristianos que sufrieron la más sangrienta persecución registrada en el Imperio de Roma.
Hubo un tiempo en que ser obispo en España podía costarte la vida. Entre 1936 y 1939, 13 obispos fueron asesinados por el Frente Popular, muchos de ellos por milicianos del PSOE. No renegaron de su fe. No pidieron permiso para defender la verdad. Murieron como mártires. Con dignidad. De pie. Con la cruz en alto.
Hoy, en cambio, vemos a otros obispos —con sotana bien planchada y agenda oficial— inclinar la rodilla ante el poder político. Callan mientras se profana el Valle de los Caídos. Consienten mientras se manipula su sentido. Algunos incluso colaboran con entusiasmo, en nombre de una falsa prudencia que no es más que cobardía.
¿Dónde está hoy el espíritu de Cruz Laplana, de Basulto, de Polanco o de Esténaga? ¿Dónde están los pastores que no temen el conflicto, que no negocian con el mal? ¿Dónde están los obispos que no necesitan resignificar nada porque saben que el Valle se levantó para reconciliar a España, no para dividirla?
La cruz del Valle sigue en pie, pero ya no representa lo mismo. Simboliza la renuncia de la Iglesia a su historia y la traición a quienes la salvaron.












Arreglen el Valle de los Caidos,iluminen esa Cruz como es debido (como faro del cristianismo),ondeen banderas españolas y que se un centro sagrado de concordia de ambos bandos, y que el dinero de las entradas sirva para el mantenimiento de todo el Valle de los Caidos.
Que “El Sistema” aborrezca de Caudillo solo quiere decir que El Generaliisimo era un tipo coxonudo, ¡Viva Franco¡
Y lo peor de todo: la Iglesia condenó el franquismo y a Franco, condenan al que les salvó el pellejo
Muerden la mano de quien les dio de comer
Al final estamos querámoslo o no en una guerra de civilizaciones, de razas y sobre todo de religiones. Franco salvó a la Iglesia Católica tradicional, la auténtica que creía que Jesús de Nazaret era Dios hecho hombre y creía en la Inmaculada Concepción de la Santísima Vírgen. El Vaticano II fue la rendición incondicional de la Iglesia a los poderes oscuros, a los poderes más evidentes representados por los vencedores de la II Gran Guerra, comunismo soviético y liberalismo anglosajón, amén de la masonería inglesa y francesa todo ello revuelto, junto con la aparición del Israel, otro gran triunfador y… Leer más »
Entre otros detalles, el gobierno criminal y la traidora Conferencia Episcopal Española van eliminar los cuatro Evangelistas y las cuatro virtudes cardinales que están al pie de la gloriosa cruz. La jerarquía eclesástica colaborando con entusiasmo con el gobierno comunista a demoler estatuas cristianas y símbolos católicos. ¡Si levantaran la cabeza de sus tumbas todos los sacerdotes, obispos y católicos asesinados en la Santa Cruzada de Liberación se morirían de vuergüenza! Y el Vaticano mudo como los muertos y eso que la basílica del Sagrado Valle de los Caídos tiene carácter pontificio, es decir, la última `palabra la tiene el… Leer más »
Es mucho más que eso. Es la obsesiva instigación del Mal mediante sus sicarios con pasos medidos, tácticos, contra todo lo que represente el Bien, la Verdad y la Belleza infinita de Dios, es la abominación de la desolación arreciando contra la Fe, es un odio delirante contra el Amor, es un atrevimiento diabólico contra el Espíritu. Y es el misterio de la iniquidad. Y, en cuanto a nosotros, todo eso, significa la destrucción metódica, sistemática del ser humano tal como Dios lo creó, mediante la profanación de la inocencia, de los cuerpos, de la vida, Es el “non serviam… Leer más »
La mayor sociedad secereta se ha apoderado de la Iglesia, de “nuestros” Parlamento, legisladores, ejército, medios de masas. Y la borregada tan agilipollada que ni se ha enterado mientras le meten la puñalada trapera
Bolaños fue uno de los masones que participaron en la profanación de la tumba de Franco con el ritual de “la venganza” el 8+1. Como buen masón Bolaños ha visitado al conocido masón del Vaticano: cardenal Pietro Parolin: pruebas, indicios y no desmentidos contra el Parolin. 1ª: Esta web la dirige un exsacerdote: “La fotografía de la Ministra Carmen Calvo y el Cardenal Parolin es una confirmación del creciente protagonismo de la masonería en la Iglesia Católica. Si será blanca, o negra, o con los colores del arcoiris, no lo sabemos, pero bien se ve que ya se exhibe con autoridad… Leer más »
Redondo artículo. Bravo. Fuera las manos extrañas al Valle de los Caídos.
La única visión posible. Felicidades por el artículo
El valle de los caídos, su basílica y su Santa Cruz….hay que preservarlo y cuidarla que gracias al CAUDILLO Franco se construyó. Ahora con esa memoria histórica, supercomunista destructiva quieren cuando menos dedicar el lugar a otros fines…y se ha hablado hasta de derribar la santísima Cruz……y digo porque no se promulgar, cuando se establezca otro gobierno en condiciones, otra ley contra la desmemoria histórica y restablecer lo destruido durante el período la ley memoria histórica y su vez para castigar a los autores de todo lo derruido y pedirles daños, perjuicios y cárcel
El Valle de los Caidos como siga este gobierno corrupto se lo van a dar a los invasores
Es cuestion de esperar
Los ocultos masones que mandan en “nuestros” partidos políticos y la Conferencia Episcopal están a punto de “resignificar” el Valle de los Caídos en el gran tempolo masónico de España.