El catalán Mario Vilau se proclama triunfador de la Liga Nacional de Novilladas 2025
Sanlúcar de Barrameda volvió a vestirse de gala para acoger la gran final de la Liga Nacional de Novilladas 2025. En el centelleo dorado de la tarde gaditana, cinco jóvenes espadas pusieron su alma ante los novillos de Fuente Ymbro, que ofrecieron nobleza, emoción y bravura en líneas generales. Pero fue Mario Vilau, el catalán que ha hecho del silencio una bandera y del temple una religión, quien alzó el vuelo de la gloria.
Vilau se fue a portagayola a recibir al cuarto, un novillo con son y clase llamado Guardés, que acabaría dando la vuelta al ruedo. Lo toreó de rodillas a la verónica, templado y con largura, antes de iniciar la faena en los medios con la muleta baja y las dos rodillas hundidas en la arena. Toreó despacio, muy despacio, al son de los “¡olés!” que brotaban de los tendidos sanluqueños. Cada pase tuvo hondura, cada pecho fue un canto a la pureza. Cerró por bernadinas de quietud y verdad, y una estocada entera puso el broche a una obra de torero hecho. Dos orejas, rabo y clamor para Vilau. Vuelta al ruedo para Guardés.
También brilló Tomás Bastos, que abrió la tarde con oficio y sabor, cortando dos orejas a un buen primer ejemplar. Álvaro Serrano paseó un trofeo tras faena firme; Carlos Tirado fue ovacionado con fuerza tras lidiar a un toro sin transmisión, y Ruiz de Velasco cerró el festejo con una faena de temple y clasicismo que le valió una oreja con petición de la segunda.
Así terminó una tarde de futuro y esperanza, en la que la cantera habló con la voz de la verdad. La Liga Nacional de Novilladas encontró en Mario Vilau el símbolo de la entrega, la pureza y la ilusión de toda una nueva generación.











