Carta a la fiscal socialista María Teresa Verdugo
Su gozo en un pozo, señora Verdugo. Como bien sabrá, he sido absuelto por la Audiencia Provincial de Málaga del delito de incitación al odio del que usted me acusó, por la publicación de artículos que cuestionaban la inmigración y el islam entre 2013 y 2019.
Confeccionar un escrito de acusación en el cual se nos inculpar, a dos sacerdotes y a mi, no de hechos materiales, sino de la intencionalidad sobre unas palabras que, pronunciadas en un debate intelectual, no tuvieron consecuencia alguna para nadie, y menos violenta, indica como poco el desamparo al que nos hemos visto sometidos en una instrucción judicial en la que usted ha estado ausente salvo para estampar su firma.
Por ello me pregunto, señora Verdugo, si está satisfecha de haber intentado convertir el delito de odio en un medio de amordazar y de reducir al silencio a la disidencia. Me pregunto también si se siente orgullosa de haber transformado el delito de odio en instrumento de represión ideológica y de control social. Y, sobre todo, debo reprocharle que su contundente escrito de acusación lo realizase sin molestarse en mirar a la cara a aquellos a los que culpa de incitación al odio y para los que pidió la pena máxima. ¿Se trató entonces de tirar la piedra y esconder la mano? Ello le privó de la imparcialidad necesaria, aunque, en los tiempos que corren, parece que imparcialidad es lo único que no se puede pedir ya a un fiscal, y menos a un fiscal en la órbita del sanchismo.
Su nombre, señora Verdugo, ha estado en boca de mucha gente y no precisamente para bien. La animosidad que destilaba su escrito de acusación contra mi persona y la ojeriza que usted manifestó contra la condición sacerdotal del P. Custodio y del P. Calvo parecieron negar, por la vía de los hechos, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
Le aseguro que no me olvidaré de usted. Pese a quien pese, no cejaré en denunciar la fragante injusticia a la que nos hemos visto sometidos. Usted, como tantos otros colegas suyos, aplica el delito de odio en una sola dirección: Nunca a favor del cristianismo, sino en su contra; nunca a favor de la presunción de inocencia cuando los ofendidos son musulmanes, sino exigiendo siempre la máxima pena.
De eso se trata pues: de violentar las conciencias y las más profundas convicciones de los acusados pidiendo por sistema las penas máximas. Así los imputados se verán compelidos, para evitar la cárcel, a aceptar el delito y así usted, señora fiscal, podrá sentar una jurisprudencia -hasta ahora inexistente- a favor de los delitos de odio.
Si con estos mimbres pretendía usted hacer justicia, estamos entonces apañados. Los “delitos de odio” se convertirían así en la prueba más palpable de que los tribunales revolucionarios de la CNT-FAI nunca han dejado de existir.
Algunos jueces y fiscales son entronizados por su incansable lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado, el terrorismo, la corrupción institucional… Ellos y ellas han hecho del compromiso ético con la Justicia una razón de vida. Usted, sin embargo, será recordada como la fiscal que pretendió encarcelar a dos sacerdotes y un informador por sus críticas a la vertiente violenta del islamismo, y que posteriormente fue recompensada por Sánchez con un alto cargo en el Ministerio de Igualdad.
¿Le compensa, María Teresa Verdugo Moreno?
Reciba mi total desprecio.












“Su gozo en un pozo, señora Verdugo.
¿Le compensa, María Teresa Verdugo Moreno?”:
El gozo de la sujeta, si antes estaba en un pozo que no lo creo, ahora no: ahora puede gozar más y mejor por el carrerón que la ha concedido el Partido Genocida ahora y por el momento La Pesoe- Nostra no-Sua.
Como decimos en Argentina: Esta Fiscal no puede ser más boluda!! Fuerza Padre Custodio, por un nuevo Lepanto
Armando:
Los cobardes solo son “valientes” con los cadáveres y con los que son más cobardes que ellos.
Recuerda al Señor hasta que no le llegó su “Hora”: le intentaron despeñar, le intentaron lapidar y… y no solo nadie le tocó un pelo -solo su manto por una mujer enferma para curarse-, sino que en una ocasión, con dos cuerdas a modo de látigo sacó el solito a todos los indeseables del tempo a la p… puerta de la calle.
Dimisión = Honestidad = Dimisión.