La resolución del conflicto con la comunidad musulmana Ibn Hazm de Lérida, la más numerosa de la ciudad, ha generado una nueva polémica por las acusaciones de trato de favor del ayuntamiento, gobernado por el socialista Félix Larrosa, a este grupo históricamente vinculado con corrientes salafistas radicales.

El debate en torno a la situación de Ibn Hazm se arrastra al menos desde verano de 2010, cuando se cerró su antigua mezquita de la calle del Nord por exceder el aforo: oficialmente cabían 240 personas pero la Guardia Urbana detectó hasta 1.200. Se decretó un cierre cautelar, que se convirtió en definitivo unos pocos meses después.

El imán que atendía entonces la mezquita, Abdelwahab Houzi, estaba en el punto de mira del CNI por sus enseñanzas radicales, aunque no se le llegó a acusar formalmente de actividades yihadistas, y el alcalde de entonces, Ángel Ros, lo tildaba de «imán fundamentalista». La presión llevó a Houzi a abandonar Lérida antes del cierre definitivo de la mezquita y volver a Arabia Saudí.

Situación provisional

Desde aquel cierre, la comunidad de Ibn Hazm ha llevado a cabo sus prácticas religiosas en las cubiertas del parque de los Campos Elíseos, en pabellones alquilados de la Feria de Lérida o en plena calle: en 2023, por ejemplo, un millar de fieles ocuparon el canal del Segre.

Aquel año, el gobierno municipal propuso ceder a Ibn Hazm un solar municipal de un total de 8.429 metros cuadrados situado en el polígono industrial Camí dels Frares. En teoría era una oferta abierta a cualquier confesión religiosa, pero a nadie se le escapa que la intención era apuntar directamente a este grupo de musulmanes. Ellos, sin embargo, rechazaron la oferta por su lejanía, el elevado coste anual y el hecho de que la concesión se limitaba a 50 años.

En abril de este 2025, no obstante, la licitación finalmente quedó desierta, e Ibn Hazm optó por acondicionar un oratorio provisional en un antiguo lavadero en el barrio de Cappont. Desde el Ayuntamiento insistieron y, finalmente, este mes de octubre mejoraron las condiciones del solar inicial: no aumentaron la concesión, pero sí han rebajado el canon anual, que ha bajado de 61.000 a 40.000 euros.

Es decir, que en pocos meses el consistorio ha pasado de plantear un concurso abierto a todas las confesiones a una adjudicación directa del solar, adaptando las condiciones a las exigencias de la comunidad musulmana. Frente a estas acusaciones de favoritismo, desde el Ayuntamiento defienden que se trata de una solución para defender los derechos religiosos de todos y evitar que haya quien tenga que rezar «en la calle».

Críticas al alcalde

La noticia ha generado polémica y críticas al alcalde Larrosa. Desde Vox critican que el gobierno municipal haya «cedido a presiones comunitarias» y «favorezca la expansión del islamismo», mientras que Aliança Catalana asegura que el Ayuntamiento «prioriza el integrismo y la segregación» antes que a los leridanos.

Por su parte, la Asociación de Empresarios del Polígono Industrial El Camí dels Frares reafirmó hace unos días su rechazo a la mega-mezquita, que debe servir para albergar al millar de fieles musulmanes que congrega la comunidad islámica. Los empresarios señalan que el polígono no es el lugar adecuado para un centro de culto y que generará problemas de movilidad.

También añaden un reproche al modus operandi seguido en este caso: «Es curioso que cuando se hizo el concurso quedase desierto y ahora hagan una adjudicación directa; ya podrían haber hecho algo parecido para facilitar la implantación de empresas en lugar de un centro de culto», lamentan, en declaraciones recogidas por el diario local Segre.

El Debate