El miedo empieza a cambiar de bando: Alvise llena Vistalegre, transforma la indignación digital en presencia física y desafía al statu quo
I. Andrade.- El Palacio de Vistalegre volvió a ser escenario de un experimento político. En el Día de la Hispanidad, Luis “Alvise” Pérez, líder del movimiento Se Acabó La Fiesta (SALF), presentó oficialmente su proyecto político ante miles de asistentes. El acto, cargado de patriotismo, consignas antisistema y promesas de “limpiar las instituciones”, se convirtió en una demostración de fuerza simbólica para el influencer convertido en político.
Para una fuerza sin estructura tradicional ni respaldo de partidos consolidados, llenar un recinto con capacidad para 14.000 personas, es sin duda un hecho sobresaliente.
La elección de la fecha y el lugar no fue casual: Vistalegre se ha convertido en símbolo de los partidos emergentes —Vox y Podemos lo usaron como trampolín político—, y el 12 de octubre refuerza el mensaje nacionalista y reivindicativo que Pérez busca proyectar.
En redes sociales, el acto fue un éxito. Vídeos, fragmentos de discursos y mensajes de apoyo circularon con fuerza, impulsados por la amplia comunidad digital que Alvise ha cultivado desde hace años. La estrategia de comunicación, basada en la provocación y el desafío a los medios tradicionales, volvió a ser uno de sus puntos fuertes.
El evento llega tras un año de altibajos. En las elecciones europeas de 2024, Se Acabó La Fiesta sorprendió con casi 800.000 votos y tres eurodiputados, lo que le dio entrada en las instituciones europeas. Sin embargo, las encuestas recientes apuntan a una caída de apoyo, situando a la formación por debajo del umbral necesario para obtener representación en el Congreso. El lleno en Vistalegre supone un acto de fuerza y un desafío en toda regla al statu quo.
Alvise Pérez se mueve en un terreno político ya ocupado por Vox, con el que comparte parte del electorado, pero intenta diferenciarse mediante un discurso contrario al sistema surgido en la Transición de 1978. Su reto es convertir la notoriedad digital en organización territorial y votos reales.
El acto en Vistalegre marca un punto de inflexión para Se Acabó La Fiesta: consolida su presencia mediática y confirma que tiene base movilizable. Pero el salto hacia la política institucional —con estructura, cuadros y discurso programático— sigue siendo el gran desafío.
El “éxito” de Vistalegre, en definitiva, confirma que Alvise Pérez ha logrado algo que pocos outsiders consiguen: transformar la indignación digital en presencia física. Lo que está por ver es si podrá convertir ese ruido en poder político real.












Esto es como la Agricultura, que alimenta al Pueblo. La patata está sembrada, y comienza a tener sus raíces, si nada la detiene, dará sus frutos. Es toda una esperanza, por el momento. Amén.
Personalmente no tengo nimguna esperanza en la politica pues no creo en el hombre que en su debilidad es esclavo de la mentira