‘Flotilla’ es el formato pequeño de un detergente famoso
Fraguas.- Todavía estoy intentando entender el cómic de “La Flotilla”. Lo he intentado, haciendo introspección y poniendo un poco de empatía con la personalidad de la Colau y la apóstata y los etarras y me he meado dos veces. Hay algo que no me deja retener. Lo cojonudo es que no tengo ganas ni de ducharme.
Algo sobrenatural sobrevoló entre las jarcias de los veleros. Sí, amado lector, sí. Cómo se explica si no que un velero pueda ser gobernado sin viento. ¡Ah! Que no avanzaba. Tampoco sea tiquismiquis, no puedo estar en los detalles.
Lo importante, lo verdaderamente importante es la intención solidaria.
Consiguieron llegar con suministros para los millones de palestinos hambrientos. Creo que fueron siete cartones de leche y espero de corazón que ningún judío desalmado se quede con ellos.
Ha sido una travesía de un mes más que intensa. Le pregunté a Colau por qué una travesía que debió durar seis dias, se retrasó tanto y me respondió: “Querido fascista”.
En ese momento una baba larga caía de sus labios, en dirección contraria a la mirada perdida de sus ojos y un tarareó susurrado decía… Amoto. Aún no lo entiendo; pero siguió con la respuesta: Tardar seis días hubiera requerido una cantidad de agua más que plausible y es conveniente en nuestro entorno evitar ciertas alergias. Además, el mar en las cercanías de Israel está muy poco señalizado, esos incultos no ponen señales en catalán. Y así es imposible. Hemos visto delfines y delfinas en paridad. Y un pez espada machirulo que iba solo.
Tenemos la certeza de que era cristiano y no deja empoderarse a la peza sometida que le esperaba en la profundidad haciendo la casa. Esas cosas “emos” cambiado, querido fascista ¿Hemos es con hache? Seguro que sí; pero la he tirado al mar con el corrector del WhatsApp.- Me dejó sin palabras, no estoy acostumbrado a la filosofía.
Gracias a la providencia, Su Sanchidad, siempre les protegió El Furor; aunque a última hora se rezagara y se quedara amagao en aguas internacionales. Da lo mismo, furor les sobra, uterino; pero les sobra.
Hasta la etimología les traicionó. Triste de ellos, Flotilla es el formato pequeño de un detergente famoso.
Lo hilarante, amado lector, es que la realidad es más surrealista aún; pero quédese con este análisis que seguro que en alto porcentaje, responderá a la realidad.
La conclusión es un aforismo obligado: Te has Colau, bacalau.












El caso es que la puñetera flotilla nos ha costado a todos además de las consecuencias políticas, el coste del barco de la Armada para hacer el paripé y el pasaje de avión del regreso . Y aún están por “rescatar” los que quedan y los de la segunda flotilla. Como solución para economizar gastos yo les daría unos remos y les dejaría volver con sus propios medios.