El silencio ensordecedor de la Conferencia Episcopal con el caso del Padre Custodio
AD.- En pleno siglo XXI, cuando las voces claman justicia y transparencia, la Conferencia Episcopal española guarda un silencio incómodo, doloroso y cómplice. El caso del Padre Custodio no es solo un asunto aislado: es un espejo oscuro donde se refleja la crisis moral de una institución que se dice guardiana de la fe y de los valores.
El silencio no es neutral. Cada día que pasa sin una declaración clara, sin una acción decidida, es un día más en que se fortalece la percepción pública de que la Iglesia protege más su imagen que a las víctimas. Ese mutismo no es prudencia: es cobardía. No es discreción pastoral: es abandono. Y no hay discurso eclesial que lo pueda disfrazar.
Y en el caso más elocuente de deserción ética ante un deber moral nos lo ofrece el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán.
El pasado 1 de octubre se celebró un juicio en la Audiencia Provincial de Málaga contra el sacerdote catalán Custodio Ballester, quien se enfrenta a tres años de cárcel acusado de islamofobia por alertar acerca de los peligros del yihadismo radical. Junto a él fueron también juzgados el sacerdote octogenario Jesús Calvo y el director de AD, Armando Robles.
El portavoz de los obispos españoles escurrió el bulto al ser preguntado por este caso y se limitó a decir que la “responsabilidad directa” corresponde al cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, porque el sacerdote Custodio Ballester pertenece a dicha archidiócesis. Para redondear su cobardía, el prelado instó a los jueces a dictaminar si ese ejercicio de libertad de expresión ha sobrepasado los límites.
Lamentablemente, el portavoz de la CEE no observó la misma deferencia con el Ayuntamiento de Jumilla, representante legítimo de la voluntad popular, cuando en una sesión plenaria aprobó la prohibición de rezos islámicos en instalaciones municipales. Entonces los obispos se posicionaron en contra de la medida y ofrecieron a los musulmanes de aquel municipio el afecto y el apoyo que ahora le niegan a su propia grey
La actitud del portavoz de los obispos sirvió para medir lo contrario de lo que debe exigirsele a un representante de la Iglesia de Cristo: la ausencia de coraje, el cálculo político disfrazado de prudencia, la obediencia ciega al poder eclesiástico por encima de la verdad evangélica.
Mientras la Iglesia española se desangra entre escándalos, deserciones de fieles y una pérdida de autoridad moral sin precedentes, García Magán se ha convertido en el símbolo de una jerarquía paralizada por el miedo. Su actitud ante el caso del Padre Custodio Ballester es una muestra dolorosa de esa enfermedad institucional: un silencio frío, cobarde y cómplice ante la marginación de un sacerdote cuya única “culpa” ha sido hablar con libertad y fidelidad al Magisterio.
En tiempos de confusión moral, la valentía no se mide en palabras medidas ni en comunicados asépticos. Se mide en gestos. El portavoz episcopal, cuya misión debería ser dar la cara por la verdad, ha optado por el camino más fácil: el de no molestar a nadie, el de cuidar su imagen pública, el de proteger a una cúpula que prefiere callar antes que afrontar sus contradicciones. En sus declaraciones, todo es ambigüedad, todo es cálculo, todo es diplomacia. Ni una palabra de apoyo, ni un gesto de empatía hacia un sacerdote perseguido por decir lo que muchos piensan y pocos se atreven a pronunciar.
Pero la cobardía institucional tiene consecuencias. Cuando los portavoces callan, los fieles se alejan. Cuando los prelados se esconden, los templos se vacían. El pueblo cristiano no necesita burócratas en sotana ni relaciones públicas con alzacuellos: necesita pastores valientes, que hablen claro, aunque incomode, aunque cueste.
García Magán ha demostrado que no está dispuesto a asumir ese papel. Prefiere ser el guardián del equilibrio interno antes que la voz de la conciencia católica. Su silencio ante el Padre Custodio no es neutralidad; es renuncia a la verdad. Y cuando quien debería ser portavoz se convierte en portavoz del silencio, la Iglesia pierde no solo credibilidad, sino alma.
La sociedad española —y el mundo— vive un despertar ético. La transparencia, la rendición de cuentas y el compromiso con la verdad son exigencias legítimas. Frente a ello, la Conferencia Episcopal mantiene un mutismo que resulta atronador. No basta con gestos mínimos o declaraciones tibias: se requiere valentía. Valentía para mirar a los ojos de las víctimas. Valentía para reconocer errores. Valentía para limpiar su casa desde dentro.
La Iglesia tiene derecho a defender a sus miembros, sí. Pero ese derecho se vuelve perverso si significa silenciar a quienes exigen justicia. El silencio prolongado no solo pone en entredicho la credibilidad de la institución: hiere profundamente a los fieles, a la sociedad y al propio espíritu cristiano. Porque callar ante la injusticia es traicionar la misión que proclama.
La Conferencia Episcopal debe entender que el verdadero acto de fe no es protegerse a sí misma, sino afrontar con coraje sus sombras. El caso del Padre Custodio exige una respuesta clara, contundente y pública. Un silencio continuado es una condena moral más grave que cualquier otra.
No podemos permitir que el silencio se convierta en una sentencia definitiva. La historia recordará a quienes callaron, y no será con benevolencia.













La prueba más evidente de que todos los Obispos sin excepción son los mayores enemigos de la Iglesia Católica, es porque su silencio complice y cobarde, es escandaloso. Esta caterva de conversos no pierden ocasión para criticar a VOX con violencia, como el obispo de Toledo defendiendo el derecho de los enemigos de la Iglesia Católica. Si fueran coherentes con la fe que dicen defender, harían un gran favor a la Iglesia dimitiendo y convirtiéndose al Islam. ¿Que dirían de ellos los soldados españoles que dieron su vida por defender el cristianismo en la Batalla de Lepanto, o los que… Leer más »
La Iglesia es Una, Santa, Católica y Perseguida, desde fuera y desde dentro. Masonería y marxismo empezaron a entrar en los seminarios desde el 1920 y ahora han llegado a la cúspide de la jerarquía. Bergoglio y sus secuaces son un ejemplo. Pero al final Mi Corazón Inmaculado triunfará (dijo la Virgen en Fátima y otros lugares de apariciones)
Los masonazos con sotana de la conferencia episcopal, solo siguen las directrices de los amos del mundo que quieren implantar su Agenda 2030 y el gran reemplazo etnico en el viejo continente. No hay más historia..
Se lavan las manos como Pilatos.
Cobardes, perros mudos, Dios os va a pedir cuentas. Nos vemos el día del juicio.
Están comprados por la casilla del IRPF, y han perdido la fé y la fuerza del Espíritu Santo. Qué Dios se apiade de ellos.
Todavía no he escuchado al Vaticano condenar las matanza de cristianos por el mundo ni los atentados yihadistas. Parece que el objetivo de esta i situación es la eefensa a ultranza del Islam, quien tiene un principio que reza: “Guerra sabta contra l9s infieles “, e infiel es todo aquel que no profesa la religión islámica. La iglesia católica está cavando su propia fosa, por cobarde y pusilánime.
Masonada satánica al control
Es evidente que esos ” obispillos ” no representan a nadie, mucho menos a la Iglesia Católica. No son más que unos burócratas con alzacuellos…La iglesias es obra de Cristo y por lo tanto PERFECTA, pero esos desgraciados e Iscariotes la han vendido al mejor postor… Que no olviden esos cerdos que gracias a FRANCO y su RÉGIMEN, hoy día pueden vivir, porque de no haber sido por EL CAUDILLO, hoy no habría en este país antes ESPAÑA, un solo edificio dedicado al culto y la oración. Ya sabéis el dicho ” es de bien nacidos ser agradecidos “, y… Leer más »
Mirando a otro lado, de perfil… un día más en la oficina vaticana
Todos los días pido a nuestra Señor la Santísima Virgen María por don Armando Robles, por el padre Custodio y por el padre Calvo. En cuanto al silencio de la jerarquía de la Iglesia, a ver, ya indico la Virgen todo esto. Ahora, no hay que hacer lo que pretenden los malvados, ojo. Hay que seguir siendo testigos de Cristo y de la Iglesia, y si, hay que denunciar a los falsos prelados. Ánimo. Viva Cristo Rey y María Santisima
¿Qué dirá ese MariObispillo de Madrid -con más pluma que un pavo real- del Padre Custodio?
Pues eso, que ¡¡Te odio, te odio y te odio … ea!!
la iglesia católica siempre guarda un silencio complice en esos casos… no olvidemos el silencio cómplice que hicieron ante la matanza de judios por los nazis… hasta encarcelaron un obispo ellos mismos por oponerse al gobierno de hitler..
Ahí estas equivocado, la Iglesia guardó silencio por no haber esas matanzas. La iglesia tiene el mejor servicio de información, pues hay sacerdotes y católicos en todo el mundo y informan de lo que pasó. La iglesia en Europa ocupada, nunca vio esos holocaustos de propaganda. Sino lo hubiera dicho antes de acabar la guerra. Como sabemos los vencedores lo sacaron después de la guerra, para hacer propaganda y hacer de víctimas a los judíos, para que les dieran el Estado de Israel en 1948, como sucedió, tras hacer unas matanzas de palestinos horribles, pues esto no es nuevo. Solo… Leer más »