Carlos Herrera: monumento al periodismo decente
Carlos Herrera representa todo ese cúmulo de virtudes que son, o por lo menos eran, propias de los hombres de bien: compañerismo, lealtad, compromiso, disciplina, altura patriótica de miras…
Carlos Herrera es sin duda una de las principales referencias éticas que tiene actualmente el periodismo en España. Español genuino y de una pieza, bético y gran aficionado taurino, amigo de sus amigos, su entereza moral y sus convicciones humanísticas son el principal nutriente de su compromiso ético con la profesión periodística y el linimento de la musculatura que alcanzan sus cifras de audiencia.
Carlos Herrera es de los pocos que pueden presumir de unas audiencias millonarias en todos los espacios, audiovisuales y radiales, que ha conducido. Él se mantiene prudente y discreto y deduzco que esa es una de sus principales virtudes humanas. Tiene también el mérito de haber logrado que hasta los periodistas más escépticos nos sintamos dichosamente encauzados al firme propósito de que nos merezca la pena hacer lo que hacemos. Pocas personas serían capaces de poner tan en alza el valor de la profesión periodística como este almeriense de nacimiento y sevillano de vocación, de gesto pausado y personalidad sencilla, y que es, a la manera machadiana, un hombre bueno.
Alimenta mi confianza en que acaso no todo está perdido en el periodismo la existencia de personas que, como Carlos Herrera, llevan a cuesta la exigencia del deber en nombre del más estricto sentido de la decencia y de la dignidad humana. Escucharle cada mañana te hace sentir el alentador soplo de la esperanza.
Hablar del Carlos Herrera comunicador es hablar de una compañía diaria, de esa voz que atraviesa el aire y se instala en nuestra vida como un viejo amigo que siempre está al otro lado. Herrera no es solo un periodista, es alguien que nos enseña a entender la realidad con claridad y a la vez con cercanía, como quien conversa con un amigo de siempre.
Su talento va más allá del oficio: es un comunicador nato, dueño de una voz que emociona y de una inteligencia que ilumina. Herrera tiene la rara virtud de ser riguroso sin perder humanidad, de decir lo difícil con elegancia y de acercarse a la gente con sencillez. Esa combinación es la que lo ha convertido, no ya en un referente de la radio, sino en un auténtico compañero de vida para millones de oyentes.
En cada programa en Cope late su pasión por España, su respeto por la verdad y su amor por el periodismo. Pero también late su cercanía, su humor y esa chispa que hace que cada mañana con él no sea una rutina, sino un reencuentro. Porque Carlos Herrera no solo informa: acompaña, emociona, inspira.
Por eso, rendirle homenaje es casi una deuda de gratitud. Porque en un mundo donde la prisa arrasa con la reflexión y la superficialidad con la profundidad, él sigue recordándonos que la palabra bien dicha tiene un poder inmenso. Carlos Herrera no es únicamente un periodista: es la voz que nos guía, que nos conecta y que nos recuerda que, incluso en la incertidumbre, siempre hay alguien que sabe ponerle sentido a la actualidad.
Gracias, maestro, por tanto.












La verdad, es que, Carlos, en la franja horaria de su programa no tiene rivales, a lo mejor, otro Carlos, el Alsina, se acerca a su sombra. La categoría y la forma socarrona de transmitir la noticia es diferente al resto de medios, ese carácter hace que atraiga a un público con mucha devoción y fidelidad.