Empiezan a colgar imágenes de aceite y poner alarmas a los chicles ante la inseguridad y el aumento de hurtos en los supermercados
El aumento de hurtos en los supermercados en la temporada de verano ha obligado a las cadenas de gran consumo en España a reforzar sus medidas de seguridad, en un contexto en el que las imágenes de productos cotidianos con alarmas o fotografías de sustitución se han vuelto virales en redes sociales como X. Paquetes de chicles con dispositivos antirrobo y botellas de aceite expuestas únicamente en formato de foto para evitar sustracciones son algunos de los ejemplos que han generado debate entre los consumidores.
El fenómeno no es nuevo, pero los datos del Barómetro del Hurto en la Distribución Comercial, elaborado por Nielsen en colaboración con AECOC, revelan que el verano se ha consolidado como la segunda época del año con mayor incidencia de robos en tienda, con un 26% de los casos registrados. Sólo el invierno, con un 35%, concentra más episodios.
Según el informe, la estacionalidad influye directamente en la evolución de esta problemática, que afecta con especial intensidad a alimentación y bebidas, aunque también impacta en bricolaje, cosmética, farmacia, electrónica y textil. En alimentación, los vinos, licores, embutidos, conservas y aceites figuran entre los artículos más sustraídos, mientras que en el ámbito de cuidado personal destacan cremas, tintes y cuchillas de afeitar.
Las empresas señalan que algo más de la mitad de los robos externos son protagonizados por bandas organizadas, mientras que dos de cada tres son cometidos por personas reincidentes (la mayoría, de origen extranjero). Este patrón, según AECOC, refleja dinámicas estructurales y no meros episodios aislados, lo que explica la creciente implantación de medidas de prevención inusuales en productos de bajo coste, como el caso de los chicles con alarma.
En sectores como el bricolaje y la electrónica, las pilas y baterías, así como los smartphones y auriculares, se sitúan en el punto de mira de los ladrones. El textil, aunque supone un 5% de la pérdida veraniega, también registra patrones recurrentes: zapatillas, camisetas, camisas o prendas deportivas están entre los artículos más sustraídos.
Las cadenas consultadas coinciden en que la frecuencia de hurtos no ha disminuido respecto al año anterior e incluso se percibe al alza en ciertas categorías. De ahí que cada vez sea más habitual encontrar estanterías con sistemas de protección reforzados o con imágenes de los productos en lugar de los artículos reales, una estrategia que, aunque polémica, busca contener el impacto económico de esta tendencia creciente.












Destruido el concepto de pecado, viene el caos. Si, aunque uno sea pobre, como el que suscribe, no puede robarse. Se hurta ya por deporte. Eso tiene que acabar