La Vuelta ciclista a Palestina
Eduardo de Rivas.- El bochorno se ha instaurado en la Vuelta a España. Día tras día, la misma conversación. Etapa tras etapa, el mismo espectáculo dantesco ofrecido al mundo en riguroso directo. Y no voy entrar a hablar ni a valorar lo que ocurre en Gaza porque hay numerosos expertos que lo harían mejor que yo y porque, sinceramente, me importa más lo que sucede en España que lo que pasa a miles de kilómetros de nuestras fronteras. Además, intento no caracterizarme por el cinismo de los que salen a la calle alarmados por el conflicto entre Israel y Palestina cargados de cualquier bandera o colectivo fomentado por la izquierda. Como la bandera gay, por ejemplo. Será que el que la porta desconoce que en Palestina está prohibido ser homosexual.
Los que protestan han dado con la tecla: minutos de telediario, permisividad de las instituciones, cooperación de la propia organización de La Vuelta… deberíamos plantearnos por qué esto se está haciendo en España y no durante el Tour de Francia, donde también corrió el Israel Premier Tech. La respuesta es sencilla: mientras aquí no pasa nada y todo son risas, al que se le ocurra detener una etapa en el país vecino se le cae el pelo. Porque allí son estrictos y aquí, benevolentes con los delincuentes.
No uso el término de manera aleatoria. Porque protestar es lícito pero boicotear y poner en peligro a ciclistas que van a 60 o 70 km/h es un delito. ¿Qué pasaría si uno de los protestantes desestabiliza y envía al suelo a uno de los corredores? ¿Qué hacemos si del golpe se rompe la clavícula o tiene la mala suerte de darse en la cabeza y quedarse paralítico? ¿Le echamos también la culpa a Israel? ¿O al equipo que participa por méritos propios en una carrera, pese a que la organización de la Vuelta y el Gobierno de España piden una y otra vez que se retire? Por el bien de la carrera, dicen. Como culpar a la mujer violada de llevar la falda muy corta.
A esos que protestan y que lograron parar la etapa de Bilbao no se les escuchaba cuando había asesinatos en su propio territorio. Callaban entonces. O lo fomentaban, que es peor. Porque uno de los que está detrás de los grupos propalestinos es Ibon Meñika, que recaudaba dinero para ETA y fue condenado en dos ocasiones. Pero, como era España, estaba bien matar.
Queda aún una semana de Vuelta por delante y el Israel Premier Tech ha dejado clara su intención de llegar hasta Madrid… si les dejan. De momento, han tenido que quitar la palabra Israel de sus maillots. Tendría guasa que terminara apeado de la carrera por tener financiación israelí un equipo canadiense en el país de la Unión Europea que más dinero destina a comprar armas a Israel.











