El cine español: una industria sostenida por la muleta del Estado
AD. – El cine español lleva décadas exhibiendo una contradicción tan clamorosa como insostenible: presume de industria cultural, pero vive enganchado al respirador artificial de las subvenciones públicas. Si de verdad hablamos de un sector sólido, creativo y competitivo, ¿por qué necesita cada año el salvavidas del dinero del contribuyente para mantenerse en pie?
El problema no es que exista ayuda pública —eso pasa en casi todos los países—, sino que aquí se ha convertido en la norma, en el motor que mueve proyectos que, sin la financiación estatal, jamás verían la luz. No hablamos de un empujón inicial ni de un complemento, sino de una dependencia estructural que ha atrofiado al sector. El resultado es una filmografía marcada por el conformismo: rodajes que parecen diseñados para complacer a comités de subvenciones más que al espectador en la sala.
La consecuencia es demoledora: una desconexión creciente con el público. Mientras Hollywood, Francia, Corea del Sur o incluso el cine independiente estadounidense luchan por captar audiencias globales con talento y riesgo, el cine español se repite en fórmulas cómodas y previsibles. Temas reciclados hasta la extenuación, presupuestos inflados sin justificación en taquilla y un star system que solo funciona dentro de nuestras fronteras.
El espectador percibe la impostura: paga con sus impuestos películas que, en muchos casos, ni siquiera le interesan. La paradoja es sangrante: las mismas producciones que fracasan en cartelera se celebran en festivales regados de dinero público y alfombras rojas financiadas por las arcas estatales.
Lo más preocupante es el círculo vicioso que esto genera: cuanto más subvencionado está el cine español, menos esfuerzo pone en conectar con el público real. Y cuanto menos conecta, más justifica que “necesita” nuevas subvenciones. Una pescadilla que se muerde la cola y que convierte al sector en un club cerrado, autorreferencial y desconectado de la ciudadanía.
Si de verdad queremos un cine español vivo, libre y competitivo, hay que romper esta dependencia tóxica. La creatividad no florece en la comodidad de la subvención asegurada, sino en la exigencia del mercado, en el riesgo, en la necesidad de seducir a un público que decide libremente. Mientras el sector no lo entienda, seguirá siendo lo que es hoy: un cine que se mira al ombligo mientras espera la próxima inyección de dinero público.












El CINE ESPAÑOL; vil espantajo de una camarilla putrefacta cuya única misión es promocionar en sus producciones y guiones la criminal ideología comunista con directores tarados y actores semi analfabetos, que no saben ni vocalizar, ni interpretar, donde todo suena a falso y a hueco, impostado, con una falta de naturalidad pasmosa. ?Que les enseñan en esos antros a los que llaman escuela del cine, si no saben ni mover el culo, ni hacernos conmover porque todo suena previsible y aburrido hasta la nausea ?. Esto no es cine español. Esto es mierda subvencionada para que cuatro perro flautas vivan… Leer más »
El cine español ha vuelto a demostrar lo miserable que es con la película del Cautivo. La historia del mejor escritor de la historia, cuya novela es lo más leído tras la biblia y con una vida que da para varias películas, convertido en una maricona en manos de los progres. Dios nos coja confesados