Hamas, el grupo islamista que gobierna la Franja de Gaza desde 2007, ha sido objeto de controversia por su política interna y su interpretación estricta de la ley islámica. Más allá del conflicto armado y las tensiones con Israel, uno de los aspectos menos visibles pero profundamente preocupantes de su gobierno es el trato que recibe la población femenina.

Bajo el régimen de Hamas, las mujeres enfrentan restricciones severas en sus derechos civiles, libertad de expresión y autonomía personal. La organización promueve una visión extremadamente conservadora de los roles de género, alentando que las mujeres permanezcan en el ámbito doméstico y limitando su participación en la vida pública. Los casos documentados de coerción en el uso del hiyab, la segregación en espacios públicos y la presión social para cumplir estrictos códigos de conducta son una constante.

Además, existen informes preocupantes sobre violencia de género y falta de protección legal para las mujeres. Las víctimas de abuso doméstico o acoso sexual a menudo tienen pocas opciones de recurso legal debido a leyes y procedimientos que priorizan la autoridad masculina y minimizan la autonomía femenina. Organizaciones internacionales han denunciado que estas políticas contribuyen a un clima de miedo y vulnerabilidad para las mujeres en Gaza.

Hamas también ha restringido la educación y la movilidad femenina. Aunque muchas mujeres siguen asistiendo a escuelas y universidades, las oportunidades profesionales y políticas son limitadas, y las jóvenes se enfrentan a la presión social para casarse temprano y asumir responsabilidades familiares antes de completar su desarrollo personal y profesional.

En el contexto de un conflicto armado constante, estas restricciones no solo representan un problema social, sino también un riesgo humanitario. La marginación de las mujeres limita su acceso a servicios esenciales, apoyo psicológico y participación en la toma de decisiones sobre la reconstrucción y el futuro de Gaza.

En conclusión, el trato que Hamas da a las mujeres refleja una visión ideológica que prioriza el control sobre la libertad individual, perpetúa la desigualdad de género y socava los derechos humanos fundamentales. Mientras el mundo observa el conflicto en la región, es crucial recordar que la lucha por la justicia y la paz también debe incluir la defensa de los derechos de las mujeres, que a menudo son las más afectadas por políticas represivas y patriarcales.