La lista de pirómanos está en los despachos
Los incendios forestales no se apagan desde un despacho: la política forestal fallida convierte a los burócratas en los verdaderos pirómanos.
El verano arde… y los despachos también
España vuelve a estar en llamas, y no hablamos solo de sus montes. La retórica política prende como yesca en época de sequía, mientras los pueblos arden y los vecinos evacúan con lo puesto. Feijóo propone una “lista de pirómanos”. Magnífico. Empecemos por donde duele: la lista debería confeccionarse en los despachos oficiales, donde cada expediente guardado en un cajón pesa más que mil cerillas.
Porque el verdadero fuego no se enciende con un mechero en el monte, sino con décadas de desidia, abandono rural y normas absurdas dictadas por urbanitas que jamás pisaron un pinar más allá de la excursión del colegio.
Paco Castañares: la voz que incomoda
El extremeño Paco Castañares, exdirector de Medio Ambiente con Ibarra, no se muerde la lengua: “Si no somos capaces de asegurar la vida de la gente, ¿qué mierda de política forestal estamos haciendo?”. Pregunta retórica, respuesta evidente: ninguna.
Castañares lo dice claro: no es (solo) el cambio climático; es la falta de gestión forestal, el monte convertido en un polvorín por la inacción administrativa. La emergencia climática alarga las temporadas de riesgo, sí, pero el combustible ya estaba ahí, acumulado como una bomba que nadie quiso desactivar.
Los pueblos vacíos, el monte lleno de gasolina verde
Cuando el campo estaba vivo, el fuego no pasaba de susto. La leña calentaba cocinas, los pastos se renovaban con quemas controladas y los olivares eran un cortafuegos natural. Ahora, las aldeas vacías son pasto del olvido y los montes, un vertedero de biomasa inflamable.
El resultado: incendios de sexta generación, incontrolables, letales, capaces de arrasar pueblos enteros. Y lo más grotesco: bastaría invertir unos 50.000 euros al año en labores preventivas por pueblo para reducir el riesgo de manera drástica. El coste de un coche oficial de gama media. Pero claro, mejor gastar millones después en hidroaviones y operativos heroicos, que siempre lucen más en la foto.
Política forestal: del PowerPoint al incendio real
Las administraciones, con la Xunta o el Gobierno central a la cabeza, siguen fieles al guion: improvisación, parches y propaganda. Se aprueban planes estratégicos que nadie ejecuta, se firman pactos de Estado que se archivan en la carpeta “Pendientes” y se convoca a expertos que se escuchan para, acto seguido, ignorar.
Mientras tanto, los alcaldes rurales imploran medios, los ganaderos se ahogan en trabas burocráticas y los vecinos ven cómo arden olivares centenarios que podrían haber sido el escudo natural de sus pueblos.
Pirómanos de corbata
Llamemos a las cosas por su nombre: los verdaderos pirómanos no llevan bidones de gasolina, sino corbata. Están en los despachos, redactando normativas incomprensibles, bloqueando quemas controladas, recortando brigadas forestales y retrasando presupuestos esenciales.
Cada hectárea calcinada, cada pueblo evacuado, cada vida perdida es la firma invisible de esa piromanía institucional que se ejerce con un boli y una orden desde Madrid o desde Santiago.
El fuego mata más que el terrorismo
Castañares lo recuerda: desde 2010, en Europa, el fuego mata más que el terrorismo. Pero mientras tenemos un estado de alerta permanente por la amenaza yihadista, seguimos sin declarar la emergencia permanente por incendios forestales. Tal vez porque el terrorismo no da votos, pero un buen incendio, con helicópteros y ministros posando frente a las llamas, todavía rinde titulares.
La cerilla política
El fuego no entiende de colores políticos ni de campañas electorales. Arrasa lo que encuentra, sin preguntar a quién vota el olivar, el pinar o la aldea. La prevención no da titulares, pero salva vidas y montes.
Así que, señor Feijóo, si quiere empezar con su “lista de pirómanos”, no busque en los montes de Galicia ni en los cortafuegos extremeños: pase lista en el Parlamento, en los ministerios, en la Consellería de Medio Rural. Allí encontrará a los verdaderos incendiarios, los que prenden con su dejadez lo que luego lloran en la televisión.












Don Alvaro, yo egque soy ecologista y pirómano pero no político. No cobro la nómina del Desestado Central ni del Autonosúyico. Comprenda que hay que reducir a España a cenizas para instalar el KK Komunismo Xchi PamPum, no vaya a salir de la tumba el del huevo y nos la fastidie otra vez. Con tanto burócrata puede pasar como con los bosques con tanta grama seca, que se incendien los despachos y ardan todos en llama viva de tanto echar la culpa a los del PP. Pogque los del KK son perfectos, como el Ángel de la Guarda, dulce compañía,… Leer más »