El marroquí que violó y mató a una mujer en Valencia y se escondió en Torre Pacheco

Imagen del acusado por el asesinato de Mari Carmen Ortiz en la localidad valenciana de Pedralba. À Punt
Hay localidades en las que prácticamente se conocen entre todos los habitantes. Tal vez no hayan hablado en la vida, pero sí sepan quién es y, lo más importante, de qué familia es. Por eso cuando se da una tragedia la conmoción es mayor, porque de una forma o de otra se siente como un ataque a un colectivo determinado. Pedralba tiene una población de 3.000 habitantes y hace 16 años vivió los que seguramente sean los peores días de su historia reciente. Una conocida vecina apareció muerta a golpes en su vivienda y un novedoso análisis permitió estrechar el cerco sobre el asesino, que fue capturado dos años después cuando violó a otra mujer en Torre Pacheco.
Madrugada del 22 al 23 de mayo de 2009. Mari Carmen Ortiz está en el interior de su vivienda, en su habitación. Ahí es sorprendida por Boubker Mamouni quien, según quedó demostrado por sentencia judicial, la emprendió a golpes contra la mujer, que ya estaba con el pijama puesto.
Tras una paliza inicial, el varón de origen marroquí violó a la señora, quien en todo momento mostró resistencia y llegó a arañar a su agresor. En un momento dado consiguió escapar de su propia habitación, intentando huir de su propia casa, pero Mamouni continuó con los golpes hasta que la dejó tendida en el suelo. Mari Carmen no falleció en el acto, sino que de forma dolorosa se mantuvo con un hilo prácticamente toda la madrugada hasta que falleció. Doblemente violada, golpeada por todo el cuerpo, ensangrentada y una muerte lenta y dolorosa en su propia casa.
El grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia emprendió una investigación ciertamente pionera para esclarecer este trágico suceso. Por una parte se solicitó la colaboración de todo el municipio para realizar pruebas de ADN con el fin de ver si de esta forma se podía dar con el asesino, ya que había dejado múltiples restos en la vivienda y cuerpo de Mari Carmen. Los agentes captaron tanto semen como huellas del varón por varias estancias de la casa, pero no estaba registrado en ningún fichero policial.
Giro en la investigación
Tras un año de indagaciones, la solución llegó desde la Unidad Policial Judicial, quien en 2010 propuso trabajar un perfil criminal para determinar todos aquellos detalles que el asesino pudiera haber dejado de forma inconsciente en la escena del crimen. Entre este nuevo enfoque más las pruebas halladas en la vivienda de Mari Carmen, los investigadores pudieron determinar que el agresor era una persona de «origen norteafricano». En las inmediaciones de la escena del crimen había una vivienda habitada por un grupo de trabajadores temporeros de origen marroquí.
En total colaboración, este grupo señaló a un varón que casualmente había abandonado Pedralba pocos días después del crimen de Mari Carmen, por lo que los investigadores ya tenían un nombre: Boubker Mamoumi.
Se sabe que este varón fue trasladado en coche desde la parada de autobús de Pedralba hasta la estación de Metro de Llíria, donde se le pierde el rastro. Pero todo cambiaría un año después.
Febrero de 2011, una mujer denuncia haber sido violada por un varón marroquí en la localidad murciana de Torre Pacheco. La sangre fría de esta mujer le llevó a simular cierta sumisión para engañar al hombre y pedirle el teléfono móvil para futuros encuentros sexuales. Éste accedió a facilitar su número de teléfono. Con ello la mujer se fue a denunciar la agresión sexual y la sorpresa saltó cuando fue detenido. Sus huellas eran las mismas que las halladas en la vivienda de Mari Carmen Ortiz en 2009. Él era Boubker Mamoumi.
Durante el juicio negó haber sido el autor de la agresión a Mari Carmen, pese a que la Guardia Civil tenía en su poder tanto restos de semen como sus huellas en la casa y en el propio cuerpo de la víctima.
Cuándo saldrá de la cárcel
El relato del fiscal puso sobre la mesa la frialdad y excesiva brutalidad que Boubker Mamoumi empleó sobre la mujer de Pedralba. La atacó de forma sorpresiva cuando ella estaba en la tranquilidad de su dormitorio, la violó en dos ocasiones, la golpeó por todo el cuerpo y la dejó agonizando antes de irse. Ella sufrió toda la madrugada antes de morir. La sentencia determinó la culpabilidad del detenido, al que se le condenó a 30 años de prisión y a que indemnizara a los herederos de la mujer con 120.000 euros.
De la muerte de Mari Carmen han pasado 16 años, 13 desde la sentencia, por lo que al asesino le quedan por cumplir 17 años en la cárcel. Todo ello sin pasar por alto que, si así lo hubieran aprobado Instituciones Penitenciarias, desde antes de 2020 el asesino de Mari Carmen podría solicitar ciertos permisos para salir puntualmente de prisión. La condena se dará por cumplida en el año 2042.
El Debate











