Ese insoportable ruido de las chanclas al andar
Mundotoro.- Somos inocentes respecto a las chanclas. No las inventamos nosotros. Y, en deducción y descargo, también somos inocentes de ese ruido de chancla al caminar que rima con lo choni. Porque un/una choni puede hasta no tener querencia al polígono ni al Primark, y serlo. Pero para ser chonis fetén es necesario la chancla con su ruido de chancla. Chanclear. El kit perfecto de los chonis, horror que debería estar prohibido por la Constitución. España, con el calor, camina hortera al compás de las chanclas y el toreo se contagia de este ritmo cansino, monótono. Ya no damos palmas a compás. Chancleamos.
Esa monotonía hortera asumida por el toreo está privando de los posibles andares de toreros que, cada vez que los ponen delante de un toro por equivocación, forman un lío. Anclados con el que más, ciñéndose como el que más. Echando al aire la moneda en cada instante. Lo de David de Miranda en Málaga es de admiración nada aislada sino continuada. Lo de Víctor Hernández, con sus variaciones, lo mismo. Y, sin embargo, vamos en chancletas porque creemos que las marcas de algunos toreros son lo mejor para el toreo. Somos, en cuanto a variar el paso, monótonos, pusilánimes, un más de lo mismo.
Aún no hemos asimilado que el toreo se agita si lo agitamos. Morante, el seísmo actual, tiene 45 tacos. Nadie habría apostado por un torero ‘de arte’ como terremoto en el tiempo y el espacio que debería dedicarlo a abrir cartel de forma cómoda y hablar ex cátedra con la hoz engolada de que se torea sí y ya está. Pero resulta que Morante agita la historia a pesar de que el toreo trata de escribir su historia desde lo monótono.
Y ahí están algunos toreros como los mencionados, sin credibilidad en las ferias de forma continuada porque el toreo vive de no apostar. De no menear el árbol. Hemos pillado malamente un compás de feo y mal ritmo. No caminamos, chancleamos. Un ritmo que no nos gusta pero decimos que nos gusta porque ya hemos perdido el compás.
A propósito de David de Miranda, ya van dos tardes que se impone sin chanclas a Roca Rey. La de Sevilla fue de nota y la de Málaga de más nota. No se trata ni de comparar ni de hacer demagogia respecto a la mala suerte o buena suerte del peruano ni mucho menos decir que el de Huelva es mejor. Eso también sería chanclear.
Pero en la corrida de Málaga había algún toro que hacía juego con una de esas calles donde, valga la redundancia, se echan toros para las calles. Vivimos tiempos en donde torear con las figuras ya no es torear el toro de hechuras. La corrida más entipada de El Torero no fue la de la feria. Fue la del 15 de agosto en Las Ventas.
Hay mucha chancla y escaso bien andar en el toreo. Este país se mueve por el principio de Peter y el toreo lidera esta estupidez. Ya saben, subir de grado y rango hacia otros menesteres a alguien que, en su grado y labor natural, no lo hacía mal. Ascender para que la caguen porque se desubican al no saber. Y entonces se ponen las chanclas, por no saber atarse sin riesgo de ahorcarse, los cordones de unos buenos zapatos.











