Un gafe al frente de irresponsables e incompetentes
A. Jiménez.- Los gafes y los tontos nunca descansan por más días de veraneo que se tomen como ha hecho el cenizo en La Mareta. El descanso estival de secantes e idiotas no significa ni supone que sus influencias decaigan y la del gafe es infinita y a tiempo completo.
Escrito y acreditado está que desde que preside el gobierno de España, no nos libramos de todo tipo de tragedias, desgracias y calamidades, externas o internas, como la pandemia de la covid, la guerra de Putin contra Ucrania, el volcán de la Palma, Filomena, sequías pertinaces, la dana o el gran apagón. Y ahora nos tocan olas de calor horroroso y fuegos apocalípticos que están calcinando bosques, vidas y haciendas de norte a sur.
El manzanoide malasombra holgazanea en Lanzarote mientras su mufa se extiende por la península hasta convertirla en un remedo del infierno de Dante. En todo este tiempo de fuego devastador de miles y miles de hectáreas arbóreas, casas y vidas, el cenizo no ha movido un músculo para desplazarse y hacerse visible allí donde la tragedia exige la presencia de quien por cargo y obligación debiera estar con los damnificados y llevarles la ayuda del Estado precisa y urgente. Un comentario en X ha sido toda su aportación moral a las víctimas derivando la responsabilidad de su Gobierno a los ejecutivos autonómicos como si los desastres, las catástrofes, no fueran de su competencia al localizarse en territorios gobernados por el PP.
Pasó durante la covid, ocurrió con la dana y se repite con los incendios: su Gobierno, el más numeroso de toda la Unión Europea, desaparece y se desentiende de las desgracias de sus ciudadanos residenciando la gestión de las mismas en los ejecutivos regionales como si fuera otro país. Tenemos un Gobierno que cobra y veranea a nuestra costa con salidas calculadas como las de los ministros Bolaños y Puente para hacerse la foto, simular que siguen en el tajo, cargar las tintas contra el PP y volver a la tumbona en Mojácar. Los ministros tertulianos de Sánchez no están para gestionar fuegos devastadores y solucionar adversidades patrias sino para comentar la actualidad con tintes críticos e insultantes contra los presidentes autonómicos populares como si fueran integrantes de las tertulias de La 1, «Tele Sánchez», donde, al igual que el gafe, no dan tregua en agosto y el «comando Intxaurrondo» aprovecha para atacar y censurar las ausencias de Ayuso, Moreno y Mañueco en los incendios de sus predios regionales mientras silencia vergonzantemente la desidia y desaparición de Sánchez y sus ministros durante esa misma situación de emergencia causada por los fuegos. Cabe preguntarse para qué sirve un Gobierno de 22 carteras ministeriales si hace abstracción de sus competencias y responsabilidades ante el infortunio de sus administrados.
El incompetente Óscar Puente ha conseguido que viajar en tren en este tiempo sea una aventura incierta no exenta de tensión, obligando a los viajeros a llevar un «kit» de supervivencia con agua, bocadillos, abanico y una buena provisión de lexatines y tranquimazines para afrontar la ansiedad que provoca estar parados en medio de la nada durante horas con el sol aporreando los vagones. Y soportar de paso que el macarra con cartera ministerial no dedique su atención y esfuerzos a reparar el caos ferroviario sino a atacar con sus comentarios de barra de bar en las redes sociales a los adversarios políticos y periodistas críticos con su provocador y ofensivo proceder. Óscar Puente ha hecho posible que un viaje Madrid-Nueva York dure menos que desplazarse de Madrid a Sevilla y viceversa.
Con los incendios forestales, como antes con la dana, residencias de mayores durante la pandemia, los atentados terroristas de Atocha, el Prestige o el accidente del Yak-42, el sanchismo y sus terminales mediáticas aprovechan la tragedia para sacar rédito político del dolor y las desgracias señalando a los barones populares como únicos responsables de las mismas por acción u omisión.
El nivel de incumbencia del gafe de la Mareta en los problemas y calamidades de los españoles es inversamente proporcional a su cara dura. Cuanto mayor es su jeta y desvergüenza, menor es su disposición para asumir responsabilidades y ponerse al frente de la gestión. Sánchez no gobierna y se limita a vivir en la Moncloa al margen de culpas mientras acrecienta su demostrada fama de gafe «nube negra». La caída del meteorito está más cerca.











