Muere Lorena Blanco a los 37 años, icono del fisioculturismo en España
Lorena Blanco, icono del fisicoculturismo en España, ha fallecido este pasado sábado por culpa de un infarto. El mundo del fitness está de luto, ya que era un referente nacional del culturismo. Según recoge el diario de Lugo, ‘El Progreso’, estaba en su casa cuando sufrió un paro cardíaco. A pesar de que la deportista fue trasladada con urgencia al Hospital Universitario Lucus Augusti los médicos no pudieron hacer nada para recuperarla.
Blanco tenía 37 años y entrenaba en las instalaciones del Club Fluvial de Lugo y se encontraba inmersa en la preparación para competir en el Mr. Olympia, el evento internacional más prestigioso de culturismo que tendrá lugar en Las Vegas este mes de octubre. La culturista había logrado bastante reconocimiento nacional en los últimos años y estaba logrando labrarse un nombre a nivel internacional.
Este año había competido ya en cuatro eventos a nivel mundial, llevándose la medalla de plata en el Kokény Classic Hungary Pro y la de bronce en el Wakanda Classic.
Lorena Blanco tuvo una emotiva despedida
Desde el Club Fluvial de Lugo, expresaron públicamente su consternación por el repentino fallecimiento de su competidora y quisieron trasladar su apoyo a los familiares de la deportista. De la misma forma, fueron muchos los mensajes de cariño a través de las redes sociales hacia la familia, por parte de los compañeros de profesión de la fallecida y sus seguidores.
La capilla ardiente se instaló en Velatorios Lucenses, y tuvo lugar este domingo 27 de julio a las 12:00 del mediodía. Aparte de eso, se celebró una misa en el mismo tanatorio en su honor y, después, se llevó a cabo el entierro en la más estricta intimidad familiar. Su preparador físico y esposo, Isi Bolaños, también practica este deporte y es una figura muy reconocida dentro del culturismo.













D.E.P. Qué noticia más triste.
Sabremos si se vacunó contra el Covid?. Ostras y esta mujer era deportista. Yo el único deporte que practico es jugar a las cartas. Da miedo. Qué mal hicimos los vacunados. En realidad no era necesario. Pero a mi no me quedó de otra. Si no no podría haber visitado a mi familiar solitario en su residencia de mayores, sabiendo que quizás podía caer en cualquier momento. En aquella residencia cayeron un buen número. Muy al final.