LG.- En Estados Unidos, la izquierda globalista ha desplegado una nueva estrategia: disfrazar sus proyectos migratorios como «reformas compasivas» utilizando para ello organizaciones religiosas infiltradas por su agenda. Así lo denuncia el caso reciente de la Ethics and Religious Liberty Commission (ERLC), un grupo vinculado a la Iglesia Bautista del Sur que, lejos de representar el sentir de sus fieles, ha decidido respaldar abiertamente el polémico DIGNITY Act, una ley que busca otorgar una amnistía masiva a millones de inmigrantes ilegales.

Según informa The Federalist, la ERLC, que otrora servía como brazo político de una de las mayores comunidades cristianas conservadoras del país, ha girado su mirada hacia la izquierda, colaborando con la llamada Evangelical Immigration Table (EIT), un grupo que ha defendido en el pasado la legalización de hasta 11 millones de ilegales y que ahora exige «vías hacia la residencia legal permanente» a cambio de una multa simbólica.

Lo que podría parecer una iniciativa religiosa bienintencionada es, en realidad, otra pieza del tablero de George Soros. La EIT mantiene vínculos directos con la National Immigration Forum, una de las organizaciones del ecosistema progresista financiado por la Open Society Foundations. La propia fundación de Soros presumió en 2015 de haber logrado «el compromiso de voces conservadoras, como evangélicos y bautistas del sur, gracias a nuestro socio la National Immigration Forum».

Periodistas como Megan Basham han denunciado que la EIT no es más que un grupo fachada del lobby secular proinmigración, diseñado para seducir a comunidades cristianas tradicionalmente conservadoras bajo argumentos bíblicos manipulados.

La deriva izquierdista del ERLC ha generado una ola de indignación entre los líderes religiosos del sur de EEUU. El expresidente de la Iglesia Bautista del Sur, Jack Graham, ha pedido su cierre inmediato, calificando al organismo como «la entidad más divisiva desde la era de Russell Moore», exlíder del mismo y viejo conocido por su simpatía con la izquierda demócrata.

En 2021, un comité de evaluación de la propia Convención Bautista del Sur reconoció que el ERLC había dejado de centrarse en su labor evangelizadora y se había convertido en «una fuente de distracción significativa para la Gran Comisión», es decir, la misión espiritual original de la Iglesia.

Lo más llamativo es que, según sus propias normas, el ERLC se comprometió a realizar un «Assessment de Defensa Pública» antes de tomar posiciones políticas. Entre las preguntas de ese protocolo figuraban: «¿Tenemos una base bíblica para hablar?», «¿Este tema generará malestar entre los fieles?» y «¿Merece la pena aún así tomar postura?». La respuesta, por increíble que parezca, fue afirmativa.

Así, en un momento de profunda crisis migratoria, con oleadas ilegales desbordando la frontera sur estadounidense, el aparato de Soros ha logrado infiltrar incluso el corazón del cristianismo conservador para normalizar la inmigración ilegal, pervertir el concepto de caridad cristiana y dinamitar desde dentro las resistencias morales y políticas al proyecto de ingeniería demográfica que asola Occidente.