La mujer que acogió a un magrebí por solidaridad y ha tenido que abandonar su casa forma parte de una asociación de ayuda a inmigrantes y refugiados
LG.- Estíbaliz Kortazar Errecatxo, mujer de Basauri que está siendo víctima de inquiokupación, ha relatado el calvario que vive desde hace más de once meses tras alquilar una habitación en su vivienda a un inmigrante magrebí que se niega a abandonarla. El arrendatario, que dejó de pagar la renta en febrero de 2025, continúa ocupando la casa a pesar de que el contrato ha expirado y existe una orden de desahucio emitida el pasado mes de marzo.
La situación ha obligado a Estíbaliz a abandonar su propio hogar y refugiarse temporalmente en casa de su hermano. Aunque planea regresar a finales de agosto por miedo a que el ocupante acabe apropiándose del inmueble, admite que la vuelta será dura: «Sé lo que me espera, pero no tengo más remedio. Si se queda solo, pensará que la casa es suya».
El relato de Estíbaliz es estremecedor. Asegura haber vivido en un ambiente hostil y asfixiante durante casi un año, en el que el inquilino convirtió la convivencia en una auténtica pesadilla: luces encendidas toda la noche, música y alarmas a primeras horas de la mañana, televisión a volumen máximo hasta la medianoche, y actitudes provocadoras como ver películas pornográficas en su presencia. «Estoy durmiendo tres horas al día desde hace un año», denuncia.
Además del deterioro psicológico, Estíbaliz arrastra una deuda superior a los 2.000 euros por los impagos del arrendatario. Aunque al principio recibía pagos en metálico y luego por transferencia, desde febrero dejó de abonar cualquier cantidad, justificándose a través de un mensaje de WhatsApp en el que le reclamaba justificantes de pago. La propietaria ha presentado todos los movimientos bancarios ante los servicios sociales y ha tenido que solicitar ayudas de emergencia.
El origen de esta pesadilla está en un gesto solidario. Estíbaliz, voluntaria desde hace años en organizaciones de apoyo a inmigrantes y refugiados, aceptó alquilar una habitación a este hombre tras recibir buenas referencias de otras personas que lo habían acogido temporalmente. «Yo no tenía habitación libre, así que los chicos dormían en el sofá. A este le alquilé porque lo necesitaba y porque me dijeron que no había dado problemas», explica.
El contrato firmado era del tipo hospedaje-pupillaje, vinculado al cobro de ayudas sociales, y tenía una duración de un año. Aunque se le notificó al inquilino —incluso por WhatsApp— que no se le renovaría, el hombre se negó a abandonar la vivienda el 31 de diciembre. La policía, ante la falta de una orden judicial ejecutiva, se ha declarado impotente para actuar.
Estíbaliz ha intentado recurrir a la Administración, pero asegura que no ha recibido respaldo institucional: ni la trabajadora social, ni el Ayuntamiento de Basauri, ni la Diputación le han ofrecido soluciones. «Como no es violencia de género, porque no es mi pareja, nadie me ayuda. Solo me apoyan mis amigos, mi familia y la gente que está firmando en change.org/preocupados«.
El caso ha provocado una fuerte reacción en redes y medios locales, donde se ha convertido en símbolo de una legislación que —según denuncian— desprotege a los pequeños propietarios y deja vía libre a situaciones abusivas. «La ley está de su parte. El día que salga, yo no volveré a alquilar a nadie más. Eso lo tengo clarísimo”, sentencia Estíbaliz, que lamenta que su experiencia desincentive a otros a ofrecer ayuda a personas vulnerables.













Debería ser así a todos los defensores de lo indefendible.
De fuera vendrán y de tu casa te echaran
Sólo se me ocurre una palabra IDIOTA.
El karma no perdona ja ja ja ja.
Ha cosechado lo que ha cultivado, ojalá a todos esos Oenegetas les pase lo mismo o peor, así se darán cuenta del daño que hacen al pueblo.
A esta pobre infeliz, habría que darle dos medallas, una por tonta y la otra por si la pierde….
¿Y lo que habrá follado?
Tía boyeraaa no come panochaaaa
qsj