A Yolanda se le ve el cartón… y el currículum
Jorge Sanz Casillas.- Los estertores del sanchismo están teniendo pasajes que guardan cierto parecido con el final del marianismo y el auge de la ‘nueva política’, que en muchos casos no era nueva ni llegaba a ser política, pues hay una distancia sideral entre parlotear en las tertulias y llevar las riendas de la cosa común. El parecido está en la pose de ejemplaridad que empiezan a adoptar aquellos que quieren salir ilesos del cambio de guardia que se avecina, cuando España deje de ser la excepción europea y se sume a la ola conservadora mundial. Haciendo gala de un nerviosismo sincero, muchos han corrido a limar sus currículums, no vaya a ser que de aquí a unos meses les pidan los títulos y al diploma lo sustituya una merecida carta de dimisión.
Yolanda Díaz ya pasó por esa gripe. Fue en la primavera de 2021, cuando la web de Moncloa aseguraba que la vicepresidenta tenía un máster en Recursos Humanos, otro en Relaciones Laborales y un tercero en Urbanismo. Poco después, esa prolija formación quedó reducida a cursos superiores y de postgrado en Relaciones Laborales; Derecho Urbanístico y Ordenación Territorial y Recursos Humanos, que suena parecido pero no es igual. Ella se salvó de la quema y, como ya purgó su currículum, pues no le toca revisar nada estos días de auditoría general.
Pero hay algo que no recoge la web de la Moncloa, algo mucho más lesivo que un currículum falso: y es que a Yolanda Díaz no la vota nadie. Apenas han pasado dos años desde que presentó Sumar en el Ramiro de Maeztu y solo ha dejado cadáveres por el camino. Primero el de Pablo Iglesias e Irene Montero, a los que reemplazó en el liderazgo de la izquierda radical sin más argumento que la doctrina L’Oreal: porque yo lo valgo. Desde entonces, solo ha encadenado batacazos. Empeoró el resultado de Podemos en las generales, se quedó sin representación en ‘su’ Galicia (consiguiendo más pellets que escaños) y ahora los sondeos le dan un pronóstico rayano la desaparición.
Y esta es la razón (y no otra) por la que Yolanda Díaz nunca le complicará la vida a Sánchez. Porque nunca nadie tuvo cinco ministerios con un apoyo social tan escuálido. Y porque dónde mejor va a estar Yolanda Díaz que con vivienda oficial, un horario flexible, viajes indefendibles al Orgullo húngaro y un carro de asesoras, asesores y asesoros que le aplaudan las ideas. Por eso hay gente que se empieza a tirar del barco, como ese diputado aragonés que ha roto la disciplina de voto para no encadenar su prestigio, si lo tiene, a una figura que está clínicamente muerta.











