La vivienda y el caos migratorio serán la tumba del sanchismo
Miguel Ángel Jiménez.- El proyecto político del PSOE bajo el liderazgo de Pedro Sánchez se tambalea. La realidad ha desmentido los discursos triunfalistas del Gobierno, y el desencanto de millones de españoles crece al ritmo de una gestión marcada por la mentira, la corrupción y el desprecio a los problemas reales de los ciudadanos. La falta de vivienda, el colapso migratorio y la inseguridad son hoy las principales bombas de relojería que amenazan con sepultar al sanchismo.
Un gobierno que prometió justicia social y entregó caos
Pedro Sánchez llegó al poder prometiendo regeneración democrática, justicia social y defensa de los derechos de todos. Hoy, esos compromisos se han desvanecido. Lo que queda es una larga lista de promesas incumplidas, titulares vacíos y una gestión que roza la negligencia. La vivienda, uno de los pilares fundamentales del bienestar ciudadano, ha sido abandonada a su suerte. Las clases medias y los jóvenes están totalmente expulsados del mercado inmobiliario, y el Estado es incapaz de ofrecer alternativas reales más allá de eslóganes propagandísticos.
La ley de vivienda impulsada por el Gobierno, lejos de solucionar el problema, ha provocado un efecto boomerang: inseguridad jurídica, caída de la oferta y aumento de las ocupaciones ilegales. Los ciudadanos sienten que sus derechos como propietarios no valen nada frente a un aparato legal que ampara al que ocupa y castiga al que trabaja. Esta situación, insostenible para muchos, es uno de los mayores fracasos de la actual legislatura.
Caos migratorio: descontrol disfrazado de solidaridad
El otro gran frente es el de la inmigración irregular. Lejos de aplicar una política sensata y realista, el Gobierno ha optado por una estrategia ideológica, irresponsable y profundamente injusta para los españoles. Las llegadas masivas de inmigrantes, muchas veces sin control ni garantía de integración, están tensionando barrios, saturando servicios públicos y provocando conflictos sociales crecientes.
Mientras miles de ciudadanos ven cómo se les niegan ayudas o se les exigen requisitos imposibles, el Estado garantiza techo, comida y pagas a personas recién llegadas. Esto ha generado un profundo sentimiento de abandono e indignación entre quienes cotizan, cumplen con la ley y, aún así, no pueden pagar un alquiler o llegar a fin de mes. La inseguridad ha crecido en calles y plazas, y los delitos vinculados a inmigración irregular ya no son casos aislados, sino parte del día a día en muchas zonas.
Corrupción sistémica y escándalos tapados
Como si no bastaran los problemas de gestión, el sanchismo se ha convertido también en sinónimo de corrupción. Cada semana, nuevos escándalos salen a la luz: contratos públicos amañados, redes clientelares, uso partidista de las instituciones y relaciones oscuras entre altos cargos y empresas afines. Las investigaciones abiertas por la UCO y otros organismos independientes dibujan un panorama vergonzoso de podredumbre institucional.
Lo más grave no es solo la corrupción en sí, sino la impunidad con la que actúan muchos responsables. El Gobierno calla, protege y justifica a los suyos, mientras utiliza la maquinaria del Estado para perseguir al discrepante y silenciar al crítico. El mensaje que se lanza a la ciudadanía es claro: hay una élite política que puede hacer lo que quiera, mientras el pueblo paga las consecuencias.
El hartazgo crece y la derecha se perfila como única salida
Frente a esta tormenta perfecta, crece la convicción de que solo un cambio de rumbo puede salvar a España del colapso institucional, económico y social al que la está llevando el PSOE. La derecha española, cada vez más respaldada por un electorado harto de engaños, se alza como la única opción con voluntad real de frenar la deriva actual.
Ya no se trata de ideología, sino de supervivencia nacional. España necesita orden, verdad, responsabilidad y justicia. Y eso, a día de hoy, solo puede venir desde fuera del actual aparato de poder, que ha demostrado estar más interesado en su supervivencia política que en el futuro del país.
¿El principio del fin del sanchismo?
El sanchismo ha fracasado en sus grandes promesas. Ha corrompido el discurso político con propaganda, ha deteriorado las instituciones con clientelismo y ha abandonado a los ciudadanos en nombre de un progresismo mal entendido. Pero la paciencia tiene un límite. El clamor popular es cada vez más fuerte y las urnas, tarde o temprano, hablarán.
Y cuando lo hagan, pondrán fin a un ciclo oscuro de la historia reciente de España. Un ciclo en el que la mentira fue norma, la corrupción fue rutina y el ciudadano fue el último en la lista de prioridades.













Más bien serán la desaparición de España como nación histórica, porque el PP está esperando su turno para hacer la suplencia en España y seguir aplicando la política migratoria 2030 de Von der Pfizer.
EXACTO. Mis halagos por la análisis
El socialismo ademàs de peovocar muerte, pobreza y desesperación, viven de ella. Repugnante parasitismo
Hay que eliminar esa asquerosa ideología
Corrección: Sanchez solo hace su trabajo y lo hace muy bien, destruir España. Es por diseño no es casual. Camaron que se duerme se lo lleva la corriente, mucha gente está dormida.
Así es el trabajo de Sánchez, es humillar y hundir más a España, a la que odian , los de siempre, sionistas, masones, marxistas liberales y demás, pues España en el pasado no se dejó manipular ni manduquear por esa escoria que ahora manad en el mundo. Es el hombre escogido por Geoge Soros, y apuntalado, al que no le importa que con Sanchez, hay pobreza y ruina económica y moral. A Soros, no le importa que no hay presupuestos, ni nada, solo que este apuntalado aunque sea por 1 o 2 diputados de esa ralea de anticristos. La Orden… Leer más »
Socialismo…salarios bajos….poder adquisitivo cada vez menor. Sin vivienda y sin futuro….Un estado endeudado y unos trepas bien cebados, con una masa de `parásitos y estómagos agradecidos. Que sostiene la farsa.
Y prostitutas, y gambas… y sobrecitos…
Veamos: Entre el Estado y los ciudadanos existe, explícita o implícitamente, lo que se llama un Contrato Social, de modo que los ciudadanos se comprometen a cumplir lo que está estipulado en las leyes, normas y reglamentos, mientras, el Estado se compromete a velar por los ciudadanos, su libertad, salud y patrimonio. De modo que si el Estado no cumple ese Contrato Social, el ciudadano ha de resolver sus problemas a su modo. Si el Estado no funciona ni está cuando se le necesita, ¿para qué lo queremos? Dicho esto, ya no se trata de que el sanchismo haya arruinado… Leer más »
OK.SILVIO
No, serán nuestras pesadillas. Este mierda se largará a vivir bien por ahí.