La historia de los Peregrinos de la Eucaristía: fundación, carisma y misión
La comunidad de los Peregrinos de la Eucaristía representa una propuesta de vida consagrada dentro de la Iglesia católica, nacida en el año 2005 en Colombia. Su fundación respondió al deseo de encarnar el misterio de Jesús en la Eucaristía, entregándose como alimento espiritual al servicio del mundo. Conformada por sacerdotes, hombres y mujeres consagrados y laicos, esta familia espiritual ha evolucionado como un movimiento de proyección internacional, centrado en anunciar la presencia real y viva de Cristo en el Sacramento del Altar a través de múltiples acciones pastorales, sociales y evangelizadoras. Su camino ha sido sostenido por un testimonio de vida marcado por la pobreza evangélica, la gratuidad del servicio y la alegría como expresión del amor cristiano.
El nombre de la comunidad, “Peregrinos de la Eucaristía”, expresa simbólicamente su identidad. Se trata de caminar hacia lo sagrado, como peregrinos que siguen los pasos de Cristo, Cordero inmolado, en obediencia a la voluntad del Padre. Así, este caminar no se limita a un recorrido físico, sino que implica una disposición interior de búsqueda constante, una entrega que imita a Jesús en su don total a través de la Eucaristía. Desde su origen, la comunidad se propuso anunciar y hacer presente este misterio en todos los espacios de la vida humana, valiéndose de nuevas formas de apostolado y acompañamiento espiritual.
Entre sus iniciativas destacan encuentros litúrgicos, jornadas de adoración, proyectos sociales y actividades musicales que responden a la realidad de las comunidades donde están presentes. Estas acciones tienen el propósito de renovar la vida de fe, sobre todo en contextos donde la Iglesia afronta desafíos contemporáneos tanto culturales como pastorales. En ese sentido, los Peregrinos de la Eucaristía se entienden a sí mismos como servidores del Evangelio y constructores de comunión.
Fundadores, vocación y espiritualidad comunitaria de los Peregrinos de la Eucaristía
El origen de esta comunidad se remonta al encuentro providencial entre dos jóvenes colombianos con inquietudes espirituales: el padre Francesco María de la Santísima Trinidad y la madre Amada Clara de los Sagrados Corazones de Jesús y María. A través de una experiencia de conversión personal y discernimiento vocacional, decidieron fundar una comunidad que viviera profundamente la dimensión eucarística de la fe. Con el respaldo del obispo Raúl Scarrone, de la Diócesis de Florida-Durazno en Uruguay, la propuesta fue tomando forma como una comunidad de vida consagrada, con una marcada espiritualidad centrada en la Eucaristía y en María.
Su espiritualidad se caracteriza por un fuerte impulso misionero y una vida interior nutrida por la adoración, la Palabra de Dios, la obediencia a la Iglesia y la apertura al prójimo. Valores como la mansedumbre, la humildad, el abandono a la divina providencia y el gozo en el servicio definen el modo de vivir y actuar de sus miembros. Desde los primeros años, los fundadores recorrieron distintas zonas de Colombia compartiendo el mensaje eucarístico en medio de muchas limitaciones materiales. Organizaron vigilias, encuentros de oración, conciertos y acompañamiento pastoral con el objetivo de despertar en jóvenes y familias el deseo de una relación más profunda con Cristo presente en la Eucaristía.
Estructura y vida en comunidad
Con el paso del tiempo, los Peregrinos de la Eucaristía se organizaron en distintas ramas, cada una con una vocación específica, pero con una misión común. La rama masculina incluye sacerdotes y hermanos consagrados; la femenina está integrada por hermanas consagradas; y la tercera corresponde a los laicos comprometidos que viven el carisma desde sus propias realidades. Aunque cada grupo tiene sus espacios y formas de vida, colaboran estrechamente en las labores de evangelización, organizando actividades conjuntas y compartiendo momentos de formación y oración.
La dimensión comunitaria es un aspecto clave en su identidad. Las distintas ramas viven en casas separadas, pero mantienen un espíritu de unidad y fraternidad que se expresa en la vida cotidiana y en la misión. Esta estructura permite que cada vocación encuentre su lugar dentro de una misma familia, enriqueciendo al conjunto y manifestando la diversidad de carismas al servicio de un mismo fin.
Una parte esencial de su espiritualidad es la devoción mariana, vivida con profundidad y coherencia. La comunidad reconoce en María, bajo la advocación de la Madre de la Eucaristía, un modelo de vida y una guía segura en el camino de seguimiento a Cristo. Ella es vista como Maestra y Madre que conduce a los peregrinos a vivir con plenitud la entrega de su Hijo.
Proyectos y presencia en España
En los últimos años, la comunidad ha establecido una presencia sólida en España. Entre sus proyectos más destacados se encuentra el asentamiento en el santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz, en Álava, donde han revitalizado este espacio como lugar de oración, acogida y evangelización. Allí han abierto Amaren Etxea, un restaurante y bar que, además de ofrecer comida preparada con esmero, actúa como espacio de encuentro humano y espiritual. Este proyecto refleja el deseo de estar presentes en las periferias existenciales, brindando consuelo, escucha y compañía a quienes se acercan.
Además de su presencia en Álava, la comunidad está activa en diócesis como Pamplona-Tudela, Getafe y Sevilla, donde desarrollan tareas pastorales, litúrgicas y de promoción vocacional. También colaboran con otras congregaciones y movimientos eclesiales, participando en actividades conjuntas, misiones rurales y encuentros dirigidos a jóvenes, familias y personas en búsqueda espiritual.
Proyección internacional y dimensión cultural
Desde su fundación, los Peregrinos de la Eucaristía han llevado su carisma a otros países de América Latina y Europa. Han sido invitados a participar en encuentros eucarísticos internacionales, donde han podido compartir su testimonio y espiritualidad con comunidades de diversos contextos. Estas experiencias han ampliado sus horizontes, generando redes de colaboración que fortalecen su misión.
Una dimensión distintiva de la comunidad es su compromiso con la música como medio de evangelización. Han producido varios álbumes con canciones compuestas e interpretadas por los propios miembros, disponibles en plataformas digitales como Spotify, Deezer y YouTube. Entre sus obras más significativas destaca “Vuelve al Corazón de Jesús”, creada para conmemorar el centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón, celebrado en el Cerro de los Ángeles, en Getafe. La música les permite llegar a públicos diversos con un mensaje profundo y accesible, y es considerada una herramienta clave en su labor pastoral.
Una misión que perdura
Hoy en día, los Peregrinos de la Eucaristía continúan su camino con fidelidad a sus raíces y apertura a los desafíos actuales. Integran adoración, misión y servicio humano en una propuesta evangelizadora completa. Inspirados por las palabras de Jesús: “Dadles vosotros de comer”, se sienten llamados a responder al hambre espiritual del mundo y al deseo de Dios de encontrarse con cada persona.
La comunidad sigue creciendo, consolidando su identidad y ampliando su presencia en distintos territorios, pero siempre con el mismo propósito: ser testigos del amor eucarístico, sembradores de esperanza y constructores de comunión. En un tiempo marcado por la búsqueda de sentido y el anhelo de trascendencia, los Peregrinos de la Eucaristía se presentan como una respuesta viva al clamor del corazón humano.











