¡Me vas a comer los huevos!
Fraguas.- Es fascinante el mundo de las ondas de radio. Navegar entre los espacios hertzianos y escuchar la verborrea vacía de los más grandes. Es frecuente encontrar la verdad en los medios pequeños. Muy de vez en cuando, algún comentarista suelta las verdades del barquero; pero es un barquero de aguas someras y la travesía siempre
encalla.
Escuchar a los grandes periodistas es perder el tiempo. Uno complacido porque
su apuesta política se fortalece, otro que debe recular y por el bien de la empresa, no de la información, le cambia el pelo a la pelliza. Y envolviendo el boato de las tertulias hay miles de pintores de palabrería política desacertada. Baratos en criterio, merodeadores de la certeza; pero siempre desatinados o; lo peor, desnortados complacientes que escupen semen de la partidocracia corrida en sus desmanes hilarantes, sabedora de su impunidad y del poderío del galgo de Paiporta. Sólo me falta la foto de Sánchez con traje claro, sin corbata, con camisa de cuello largo y desabotonada. Que emulando a Bardén, agarrándose los machos, grita: ¡Me vais a comer lo huevos!
Y ese es Sánchez, a quien todos dicen que está muerto. Que no le queda legislatura y
que su caída es inminente; pues vayan pidiendo palomitas para ver el espectáculo.
Sólamente hay dos formas, en democracia, de echar a un presidente del Gobierno: si se le encuentra delito y éste condiciona al Presidente a incompatibilidad con el cargo y el poder judicial hiciera de poder judicial. Que tampoco significaría certeza de
alternancia y podríamos seguir con un lavado de falsa higiene y seguir desaseados políticamente. Y la otra es la fuerza ciclópea y destructiva de la libertad política.
La libertad política es uno de los elementos de la democracia. De hecho, la
democracia solo tiene dos elementos, la libertad politica y la libertad civil. Sumando estos dos, el ciudadano se vuelve ciudadano ¡Qué cosas! Y aparece la soberanía del pueblo y la misma democracia con una fuerza que no existe presidente en el mundo con la capacidad de aguante a uno de sus embites. Un toro que ni pa’ Morante; así de potente es la fuerza de la libertad política.
El problema es que en España nadie la conoce. Aquellos que la deberían conocer, les asusta no entenderla. Viven muy bien en su status quo acomodaticio y aquellos que la conocen, la guardan. La libertad política está en los armarios de Ferraz, bajo llave y quien tiene la llave es Sánchez. La libertad politica de loe los españoles está secuestrada por los partidos políticos.
Así que, estimado lector, no hagas caso a magos, ni a eruditos politólogos de sofá
blando. Sánchez será si el Psoe quiere y si no, no será.
Sé que sigues preguntándote, también tú: ¿Qué coño es eso de la libertad política?
Pero la información, como la buena esencia debe ser medida y bien administrada. Hoy el artículo lo gana Sánchez que te mira risueño y con brillo maligno en los ojos y te grita: ¡Me vas a comer los huevos, toma libertad política!











