Bomba lapa
Mayte Alcaraz.- Esta es la historia: tres ministros dieron pábulo este fin de semana a un bulo tan grande como la desvergüenza de su jefe y la de ellos mismos. Según la trola amplificada por el Gobierno, en una conversación de junio de 2021 entre un exagente de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita, Juan Vicente Bonilla –ahora en el equipo de Ayuso en la Comunidad de Madrid– y un confidente –el empresario José Luis Caramés–, se hablaba de una «bomba lapa» y de Pedro Sánchez. Traducción para la sincronizada: la UCO iba a asesinar al presidente del Gobierno en un plan urdido por un empleado de Ayuso, perteneciente a la «UCO patriótica».
Pero nada más lejos de la realidad que el bulo lanzado. Lo publicado omitía un mensaje clave que cambiaba el sentido de la conversación. No era un comentario espontáneo en el que Bonilla pedía «una bomba lapa» contra Sánchez, sino una respuesta irónica a un mensaje previo de su interlocutor, un empresario investigado en la Audiencia Nacional por el caso de los hidrocarburos. Y, encima, el cariz de la frase era justamente el contrario. En realidad, el capitán de la UCO decía «aprovecha los dos años de sanchismo que te quedan». Y su confidente contestaba: «De esta te dan la Laureada de San Fernando». Y el ex guardia civil añadía: «O una bomba lapa. En los bajos». A lo que el confidente concluía: «Ya te digo yo». Y el diálogo se remataba con la frase del exmando: «Algún sicario venezolano».
En busca de un argumento para tapar los enjuagues de la enviada de Santos Cerdán, Leire Díez, incitando a ilegalidades para esconder los escándalos de Pedro Sánchez, Moncloa se volcó en lo que mejor sabe hacer: mentir, manipular, obviar partes de la realidad para arrimar el ascua a su sardina, tomarnos por tontos, en definitiva. En la conversación filtrada, en absoluto el objetivo era acabar con la vida del presidente, sino que era el temor de los interlocutores a que fueran ellos las víctimas de un ataque. El caso es que uno de los medios que lo publicó fue La Sexta, que tuvo la decencia y la honestidad de rectificar. Así, Rodrigo Blázquez, director y copresentador de su informativo de las 20:00 horas, dejó escrito en X: «Nuestra información sobre la bomba lapa es incorrecta. El capitán de la UCO y su confidente hablan de que el sanchismo les va a poner una bomba lapa a ellos. Y nosotros contamos lo contrario: que ellos fantaseaban con poner la bomba lapa a Sánchez». Todos echamos muchas veces un borrón, pero lo importante es rectificar. La equivocación quedada saldada por La Sexta, aplicando el código deontológico, código que otros medios siguen buscando en el baúl de los recuerdos.
Pero este bochorno no solo tiene un enfoque periodístico, sino puramente político; porque tanto Pilar Alegría como María Jesús Montero como Óscar López –aunque ayer lo negara– mintieron a sabiendas, difundieron el bulo, y a estas horas no han dicho ni pío. Deben tener claro los aragoneses, andaluces y madrileños, que un día tendrán que enfrentarse a la papeleta electoral, que su candidato socialista miente, suelta embustes sin empacho, manipula la realidad a su antojo. Que, si Alegría, Montero y López son chanchulleros para cargarse a un rival, por qué no habrían de serlo con las cosas que se les antoje si un día llegaran al poder en Zaragoza, el palacio de San Telmo o la Puerta del Sol, respectivamente.
Es evidente que el fin de esta oprobiosa etapa política no va a ser grato. Son muchos los estragos, el destrozo ocasionado, los jirones arrancados de moralidad pública, el encarnizamiento contra el adversario (y a veces contra simplemente el discrepante), las mentiras como medio de vida para que todo esto vaya a acabar bien. Si un ministro dice una mentira y se obstina en sostenerla y no enmendarla, y sigue propalando la trola, reconocida hasta por uno de los medios que la difundió, es que hablamos de corrupción sistémica. Acorralado Sánchez por sus maneras de ejercer el poder que consisten en arrasar con todo, saltarse todos los mecanismos de control, beneficiar a correligionarios, satisfacer caprichos conyugales y normalizar la mentira, es ya un animal herido dispuesto a todo.
Tiene la complicidad de sus aliados parlamentarios que callan luego otorgan ante la corrupción, los trapicheos y el juego sucio. Ellos tendrán que explicárselo a sus votantes, aunque a muchos de ellos ya les llega con que la derecha jamás gobierne. Pero el tiempo se acaba. Durará medio año o año y medio más, pero, tic tac, la cuenta atrás ha comenzado. Y no la de la maldita y falaz bomba lapa.












