España, la casa batida por el viento
¿Cuántas mentiras sobre la memoria histórica habremos de soportar hasta que la verdad sepulte ese Himalaya de falsedades con las que han lavado el cerebro a generaciones enteras de españoles?
¿Cuántos libros que cuenten la verdad histórica sobre la República y la España de Franco deberán quemarse, antes de que los españoles sean conscientes de que viven bajo una dictadura?
¿Cuántas guerras tendremos que ganar los patriotas para que las hordas rojas entiendan de una vez que han perdido la batalla?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento; la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántos billones de euros más de deuda serán precisos para que el pueblo comprenda que la dictacracia de la España constitucional nos ha llevado a la ruina?
¿Cuántos impuestos más tendremos que pagar antes de que nos demos cuenta de que son demasiados, que con ellos estamos costeando unas autonomías ruinosas e inútiles que atentan contra la unidad de nuestra Patria?
¿Cuánta mamandurria, cuántos robos, cuánto butroneo de la nefasta patulea de políticos tendremos que soportar antes de que se vayan a la Gehenna para siempre?
¿Cuánto dinero tendremos que pagar con nuestros impuestos a partidos y sindicatos, a la batahola de grupos ideológicos LGTBI, feminikes, fundaciones rojas de memoria histórica, ecologetas, etc., antes de que les cerremos el grifo para siempre?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento; la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántos golpes de Estado más tendrá que perpetrar el PSOE, antes de que el pueblo español tome conciencia de que ha sido y es el partido más corrupto y satániko de nuestra historia?
¿Cuántos contubernios más tendrá que hacer el PP con el PSOE para que el pueblo español tome conciencia de que son lo mismo, que obedecen a los mismos amos, que su supuesta enemistad es puro teatro, sideral trampantojo?
¿Cuántas concesiones más tendrá que hacer el socialismo a los separatas que quieren destruir España, para que se comprenda de una vez que, además de para conservar sus poltronas, lo hacen porque desde comienzos del siglo pasado están conspirando al alimón para desguazar nuestra Patria?
¿Cuánta opresión sádica más tendrá que hacer a España la Unión Europea, para que nuestra Patria se salga de una vez de ese antro masónico y globalista?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento; la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántos milicianos puño-en-alto más tendremos que aguantar antes de que se vayan por fin a las bancadas del Tártaro?
¿Cuántas corruptelas más tendrán que surgir en los sociatas para que los algún juez condene siquiera uno de ellos?
¿Cuántos crímenes más deberán perpetrar los marxistas, para que la gente comprenda de una vez que el bolchevismo ha sido la peor lacra de la humanidad, generadora de miserias y holocaustos?
¿Cuántas historias de principitas y princesitos serán preceptivas para que algún padre denuncie la campaña totalitaria que busca adoctrinar alevosamente a sus hijos, con el fin de insertarlos en las filas del homosexualismo?
¿Cuántos fetos deberán ser sacrificados en los mataderos del aborto antes de comprender que es un crimen de lesa humanidad que una madre mate en su vientre a su hijo indefenso?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento; la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántas cadenas de telebasura roja hemos de soportar, antes de que en España haya al menos una que se pueda calificar de patriótica e identitaria?
¿Cuántos siglos tendrán que pasar antes de que un solo partido reivindique la soberanía española sobre Gibraltar?
¿Cuántos ataques a la fe católica necesitarán los jerarcas purpurados, antes de comprender que su postura cobarde llevará a la Iglesia católica a un nuevo holocausto?
¿Cuántas blasfemias más será necesario sufrir, para que al menos un blasfemo dé con sus huesos en la cárcel?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento; la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántos asesinos, pederastas, terroristas y violadores serán necesarios que pululen libremente por nuestras calles, antes de que la prisión permanente revisable se establezca definitivamente?
¿Cuántos atentados a la libertad de expresión harán falta, para que el pueblo español reconozca de una vez que vivimos bajo una dictadura?
¿Cuántas mujeres más tendrán que acceder al poder en gobiernos y empresas, antes de que los españoles comprendan que el feminismo es una lucha contra el hombre y la familia?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento; la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántas veces tendremos que soportar que se refieran a nuestra Patria como «este país», en vez de decir «España»?
¿Cuántos ataques más a nuestras libertades, a nuestras tradiciones, a nuestros valores, a nuestra historia y a nuestra integridad territorial habremos de soportar, para que los españoles nos alcemos de una vez contra esta partitocracia corrupta, inepta y masónica, y recuperemos nuestra gallardía y nuestra dignidad como pueblo, abandonando la cobardía, la indiferencia y la traición que han presidido nuestra conducta desde la Transición?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento; la respuesta está flotando en el viento.












EXTRAORDINARIO REPORTAjE EXCELENTE REFLEXION ESPAÑA DESPIERTA NO CAIGAS EN EL HOYO DE VENEZUELA..