La irresponsabilidad de Sánchez

Sánchez, su esposa y otros socialistas con el puño cerrado en alto, cantando “La Internacional”, el himno del socialismo y el comunismo, que exterminó a decenas de millones de personas.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido culpar a la oposición de su incapacidad para aprobar su agenda legislativa en el Congreso. El presidente atribuyó a una «oposición destructiva» que causa «dolor social» la falta de apoyo parlamentario que acabó en el rechazo de la norma conocida como decreto ómnibus, en el que había incluido, a propósito, la revalorización de las pensiones con el fin de que Junts, aliados en la investidura, no se descolgara de la votación. Pero Junts los ha dejado tirados porque Sánchez no quiso tramitar la cuestión de confianza que le exigía Carles Puigdemont y ha preferido aparcarla. Ahora, el Ejecutivo tiene en sus manos dos rápidas soluciones a este desaguisado que ha provocado y que afecta a unos doce millones de pensionistas: puede tramitar por vía de urgencia la proposición de ley que el Partido Popular presentó el mismo miércoles, que contiene sólo y exclusivamente la subida de las pensiones, o presentar un real decreto que lleve únicamente la subida de las pensiones como contenido.
El decreto ómnibus era un artefacto urdido por el Gobierno para victimizarse. En este batiburrillo de normas no sólo se incluían la subida de las pensiones, sino la gratuidad del transporte público y las ayudas de la dana, pero también concesiones a sus socios nacionalistas como la entrega al PNV de un palacete en París o el vaciamiento de las medidas antiokupación exigidas por la izquierda radical de Sumar y Podemos, o el recorte de la financiación de las comunidades autónomas. De hecho, esta misma «oposición destructiva» del PP que denuncia Sánchez es la que apoyó, en la misma sesión parlamentaria de este miércoles 22, la convalidación del decreto que hará posible compatibilizar la pensión con el trabajo, tal como se acordó en la Mesa del Diálogo Social en julio de 2024 y que Núñez Feijóo anunció que apoyaría en una comparecencia pública hace una semana.
El problema que padecemos hoy es fruto de la irresponsabilidad con que Pedro Sánchez acometió la formación de un Gobierno prendido con alfileres a finales de 2023. El líder del PSOE pensó que podía pactar con Junts, haciendo concesiones que han indignado a gran parte de la opinión pública, y que Puigdemont se retiraría de la política. Su precariedad no es más que el resultado de su exceso de ambición y del acostumbramiento a ir contando mentiras, lo que lo ha llevado a creerse algunas de ellas, como que partidos como Junts o el PNV pueden formar parte de una ‘coalición progresista’ siempre que la presida él. Ahora que su estrategia hace aguas en el Congreso, recurre a un viejo expediente que ya ha utilizado en ocasiones anteriores que es hacer oposición desde el Gobierno contra la oposición. De esta forma distrae a la opinión pública de cuestiones tan graves como que su Ejecutivo está operando sobre la prórroga automática de unos Presupuestos Generales del Estado formulados el año 2022 y aprobados en 2023 por una legislatura anterior a la actual.
La oposición no debería caer en el juego manipulador de Sánchez. Núñez Feijóo le ofreció en su fallida investidura del verano pasado un acuerdo que éste rechazó a favor de levantar su famoso muro contra la mitad del país que no le votó. PP y PSOE cuentan entre ambos con 258 escaños en el Congreso, cantidad más que suficiente para negociar y aprobar unos Presupuestos. Si, como dice Sánchez en tono dramático, «los mayores no saben si se va a subir su pensión, los jóvenes no saben si van a tener un abono de transportes y los alcaldes no saben si van a poder tramitar las ayudas por la dana», es sólo y exclusivamente por su irresponsabilidad y por su forma de entender la política como una confrontación eterna.











