¡Progres, que os den por el rasca!
A los que estos días me han hecho entender por qué millones de españoles estaban tan indignados en julio de 1.936. La España progre ha sido un puro clamor antipapista. La España progre ha organizado protestas contra la visita del Papa. De dejarnos matar, la España progre lo hubiera hecho por el “derroche” de la visita de Joseph Ratzinger, aunque demostrado haya quedado que su visita sólo nos ha traido beneficios. Morales y económicos, que tanta falta hacían.
Pero qué le importa a esa España del matarile y el odio ciego de la chusma la evidencia de la verdad frente a sus retóricos enunciados para personas que sufren algún tipo de dislexia en el cerebro, que es la única forma de entender que alguien pueda seguir llamándose progre en un país donde los progresistas nos han convertido en el basurero de Europa. Si nos dedicaráramos a recoger cuanto se ha escrito contra el Papa, cuanto se dice contra el Papa, cuanto se hace contra el Papa, no tendríamos espacio para recoger las soberbias lecciones morales e intelectuales que nos ha regalado el gigante bávaro en Madrid. Dicen que la miel no está hecha para los cerdos. Pues eso.
Yo quiero entender a esa España, a esa España progre del desdén y la basura. Me gustaría saber por qué se alza contra los católicos y qué diablos nos recomienda. ¿Qué seamos tan comedidos con los gastos del viaje papal como lo fueron los ayuntamientos progres ante los constructores del tanto por ciento? ¿Tan benévolos a la hora del desembolso como lo está siendo en Afganistán la ministra progre de Defensa para no sabemos por qué ni para qué? ¿O acaso esos 83.000 millones de euros que tendremos que aportar al l Fondo de Rescate de la Unión Europea va a terminar siendo calderilla en comparación con el despilfarro pontifico? ¿Hemos de ser tan exquisitos en el control de gastos como esa Junta de Andalucía, llenita de señoritos y señoritas progres, que adeuda 1.646 millones de euros a las firmas sanitarias que abastecen sus hospitales y a las constructoras que hicieron sus obras faraónicas? ¿Tendremos que proceder con la exquisita benignidad de esos miles de parásitos sindicales que vegetan progresivamente a la sombra del presupuesto público? ¿Se nos ruega a base de vituperios y editoriales -menos dañinos que las secreciones intelectuales de María Antonia Iglesias- que sigamos el luminoso camino de la OTAN, que se dejó violar por las industrias petroleras para cobrarse el orgasmo y la cama en buenos negocios a través de la vía uterina de Libia al módico precio de 14.000 millones de euros cada treinta días? ¿O, por el contrario, hemos de proceder con ese sentido de hermandad de razas y de géneros que caracteriza al Gobierno progre de España cuando subvenciona alegremente a los transexuales de Honduras, las walkirias del Amazonas, las feministas a la remaguillé, las modistillas de Chueca, los asexuados de Bengala, los indigenistas de Kuala Lumpur, los tontos abajofirmantes y hasta al imán de la calle Nord de Lérida, si bien este último con cargo al tripartito? ¿Se pretende que actuemos con la evangélica austeridad de los 17.854 cargos públicos que disfrutan del gratis total? ¿Se nos exige el mismo recato que a Teddy Bautista, otro progre que tal? Yo no lo sé y me gustaría que me lo explicaran.
Acaso se nos ponga como ejemplo de mesura económica los 20.000 millones en llamadas con cargo a los ciudadanos desde teléfonos móviles adscritos a alcaldes, concejales, consejeros, directores generales, subdirectores, secretarios, enchufados y otros parásitos progres sin enumerar. ¿Juzgaremos los católicos a partir de ahora los gastos papales con la comprensión de esa sujeta progre del Patronato de Turismo de Málaga en el instante de pagar la cuenta en la peluquería, en el callista o en la farmacia? ¿Nos inspiraremos los papistas en la inmarcesible templanza de los progresistas andaluces del ERE, tan circunspectos a la hora de disparar con munición ajena? ¿Nos ajustaremos a la pulcritud bancaria de Suiza, que guarda en sus arcas secretas, herméticas, inabordables, el producto de todos los latrocinios de cientos de progres españoles del mundo de la política, la empresa y la farándula? ¿Hemos de ser tan puntillosos con el dinero público como lo fueron esos mangantes autonómicos y municipales cuya inutilidad camuflada de progresismo nos ha dejado a los pies de los caballos alemanes?
¡Oh, España progre, laica España, que nunca nos falte tu sapiente ejemplo por siempre jamás, amén, y que te den por el rasca, querida, fraterna, admirable, sabia, puerca y sucia progresía!
Florecieron de los serviles; de vacas gordas de progresía, sus estómagos llenaron, los correveidiles; -lúgubre consigna roja- que de las dos España, siempre fueron, ha saber, la rencorosa.
Un saludo estimado Armando.
Ivanla