“La conquista de Málaga por los Reyes Catolicos”
El pasado viernes, dia 16, en la Asociación Cortijo de la Duquesa, organizada por la Hermandad Provincial de Antiguos Caballeros Legionarios de Málaga, don Francisco Bueno García, pronunció una conferencia con el título “La conquista de Málaga por los Reyes Catolicos”, con un Salón abarrotado de publico. Abrió y cerró el acto el Presidente Provincial, Francisco Jimenez. Hizo la presentación de los intervientes, el vicepresidente, José Angel Cobo, en cuya intervención destacó un hecho que representaba un orgullo para la Hermandad: tanto el Conferenciante Francisco Bueno, licenciado en teología, historiador, escritor y conferenciante, como los intervinientes, Jose Luis Perez Fuillerat, Catedrático de Lengua y Literatura, Premio Ateneo de Málaga de Poesia, así como el mayor de los Hermanos Carrión Mapelli, Don José Diego, depositario, éste, tanto del Pendón Histórico, como propietario del Título de Alferez Mayor del Cabildo de Velez-Malaga, pertenen a la Hermandad, en condición de socios. Amen de contar con dos intervinientes más, de autentica categoria: Don Rafael Vidal Delgado, Coronel de Estado Mayor del arma de artilleria, y finalmente, Doña Carolina Alamos de los Rios, poeta.
Con esta Conferencia la Hermandad amplia el repertorio de actividades y, a las ya existentes, suma una más: la de, a traves de actos como este, divulgar los valores de la milicia y de forma muy especial los que atañen a la gloriosa Legión Española. Pero no solo eso, entran también dentro de ese ámbito, la história de España y la defensa y divulgación de los principios y valores de nuestra sociedad occidental. Esos principios y valores que, se quiera reconocer o no, hunden sus raices en el cristianismo.
En el transcurso del acto, el conferenciante Don Francisco Bueno, fue dando la palabra a los demás intervinientes: Don Jose Luis Perez Fuillerat, recitó una poesia relativa al tema objeto de la conferencia, así como una Oda que, en su día, compusiera para esta Hermandad; por su parte, Jose Diego Carrion Mapelli, hizo referencia a la história, tanto del Pendon Histórico como del titulo de Alferez Mayor del Cabildo de Velez-Málaga, del que es propietario; Don Rafael Vidal Delgado, hizo una descripción de las armas que se utilizaban en aquella epoca de la conquista; finalmente, Doña Carolina Alamos de los Rios, puso una nota de distinción recitando un romance de la epoca.
Acabada la conferencia se cantó por los asistentes el Novio de la Muerte y fueron dados los Vivas de rigor.
A continuación se sirvió una copa a los asistentes, transcurriendo la noche en un ambiente de amistad y hermandad.
RESUMEN DE LA CONFERENCIA
La conquista de Málaga por los Reyes Católicos era un paso imprescindible para la expulsión de los musulmanes del Reino de Granada y la consolidación de la España unida que soñaban los monarcas.
Desde el punto de vista internacional, la amenaza era palpable. Años atrás el Gran Turco había conquistado nada menos que Constantinopla, atacaba Sicilia que formaba parte de la Corona Española y cada poco hacía incursiones en la costa malagueña con la pretensión de ayudar a sus correligionarios nazaríes. En vista de ello Los Reyes Católicos decidieron conquistar Vélez Málaga primero y la ciudad de Málaga a continuación.
Era la primavera del año 1487 y los reyes, que estaban en Córdoba, convocan a los nobles de Andalucía, también a contingentes de asturianos, gallegos, aragoneses, vizcaínos, de otros logares y emprendieron la marcha hacia Vélez. Eran nada menos que doce mil soldados de a caballo y cincuenta mil de a pie, sin contar los servicios auxiliares. Un ejército enorme que atravesó montañas y vino a asentarse al norte de Vélez, en las proximidades de Bentomiz.
Los habitantes de Vélez, por una parte, estaban muy preocupados ante lo que se les venía encima, pero confiaban en que sus solidísimas murallas los iban a defender porque los que acababan de llegar carecían de la artillería capaz de derribar sus enormes muros.
Entretanto, en Granada el rey El Zagal reunió un considerable ejército con la pretensión de ayudar a sus hermanos veleños, que poco después asomaron por el Boquete de Zafarraya amenazando a los castellanos, y en esta ocasión se dio uno de los pocos momentos en que el rey Fernando se implicó personalmente en la batalla hasta el punto de que mataron a su doncel y él mismo corrió un considerable peligro hasta que finalmente los musulmanes se cobijaron en sus murallas.
A todo esto, Fernando había ordenado a la incipiente Armada castellana posicionarse en la costa. Eran Galeras enormes y también navíos de menor calado, que tenían varias misiones al mismo tiempo: abastecer de todo lo necesario al ejército sitiador; evitar incursiones por parte de turcos o norteafricanos; atacar por mar las eventuales ciudades a conquistar, y finalmente trasladar por mar la gran artillería, como veremos enseguida.
Cuando los musulmanes de Vélez se sentían relativamente seguros al amparo de sus murallas, vieron aparecer por aquellos barrancos y desfiladeros la barbaridad de mil quinientos carros cargados de la gran artillería, las bombardas, también piezas de menor, además de munición y el resto de la impedimenta precisa para abastecer al ejército.
Los moros de Vélez, que hasta ese momento se consideraban razonablemente protegidos, decidieron entregarse y su jefe máximo Abu Casim Venegas entregó las llaves de la ciudad al rey Fernando, que enseguida ordenó colocar sus pendones en lo más alto de la Torre del Homenaje.
Vélez Málaga era ya parte de la corona de Castilla y los habitantes, por su docilidad y lealtad, recibieron un trato bastante aceptable. Tras liberar a los cautivos cristianos que penaban en sus mazmorras, pudieron escoger entre permanecer en su tierra como mudéjares, marchar a África o a la misma ciudad de Granada.
Y ahora tocaba conquistar nada menos que Málaga.
Las grandes piezas de artillería fueron transportadas por mar, mientras los hombres de a pie y a caballo se acercaron a la ciudad, tratando de cercarla completamente por tierra y por mar.
Los cercados eran, de una parte, comerciantes que, liderados por Alí Dordoux, preferían entregarse sin lucha, que de esa manera salvarían sus vidas sin demasiados daños, pero en el Castillo de Gibralfaro vivían los gomeres, unos guerreros terribles acaudillados por Hamet el Zegrí, el más fanático de todos, que estaba dispuesto a pelear hasta la muerte.
Una de las batallas más feroces se dio en el Cerro de San Cristóbal. Los cristianos lo consideraban posición estratégica para conquistar el castillo y los musulmanes pelearon un día entero con uñas y dientes por defenderlo hasta que, finalmente, los hombres del Zegrí huyeron hasta encerrarse en el castillo.
Con Málaga cercada por tierra y por mar, enseguida comenzaron los disparos de las bombardas, que eran siete y las llamaban Las Siete Hermanas Ximonas, también la artillería embarcada ante el terror de las gentes sencillas que ya carecían de lo más preciso para subsistir.
Para reafirmar su decisión de conquista, la reina Isabel se desplazó desde Córdoba y pudo contemplar las bellezas de nuestra ciudad, no sin antes correr notables peligros porque incluso algunos fanáticos pretendieron asesinar al rey y a la reina inmolándose por la causa.
Luego hubo peleas terribles en los arrabales, también en los torreones, en las murallas; los castellanos trataron de hacer minas subterráneas para entrar en la ciudad, pero los sitiados se les opusieron en contraminas con luchas también bajo tierra.
Tres meses duró el asedio hasta que finalmente y con la feroz oposición del Zegrí, Alí Dordoux, instigado por los comerciantes, entregó la ciudad a los soberanos que tras liberar a los cautivos, impusieron a los vencidos unas condiciones durísimas. El Zegrí y sus gomeres fueron apresados y vendidos como esclavos, suerte que también corrieron los habitantes de Málaga porque, previo su recuento, hicieron de ellos varias partes y fueron vendidos como esclavos mientras lloraban su suerte despidiéndose de su Málaga para siempre.
El único que salió bien parado fue Alí Dordoux, que recibió parabienes y distinciones varias pecuniarias y de diversa índole.
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