Un proyecto serio para Galicia
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (i) y el presidente del PP de Galicia, Alfonso Rueda, este domingo durante la clausura la XXVI jornada interpalamentaria ‘Cumplir con la palabra’en Orense.
Francisco Marhuenda.- Galicia es la próxima gran batalla del sanchismo para acabar con Feijóo y legitimar las cesiones a los independentistas. No hay duda que arrebatársela al centro derecha sería muy útil en la estrategia, porque se convertiría en un peón de La Moncloa aunque esté presidida por el BNG. Los nacionalistas gallegos son hermanos políticos de ERC y de los herederos de ETA. Les basta con conseguir la Xunta de Galicia y colocar a los amigos. El nacionalismo se basa en organizar redes clientelares. El presidente gallego y candidato a la reelección, Alfonso Rueda, ofreció ayer una interesante intervención en LA RAZÓN en la que expuso las líneas de su programa de gobierno. Una cosa que me gustó es que no leyó un discurso y demostró que es un buen orador. Tras escucharle y comparar su oferta con el lío de un multipartidos liderado por los nacionalistas radicales creo que el sentido común gallego se impondrá. No me gustaría que Galicia entrara en una deriva radical como ha sucedido en mi tierra catalana. Con los delirios independentistas de los demagogos populistas de ERC y Junts. Nunca pensé que pasaría, pero ha sucedido y ahora Cataluña sufre un claro declive.
Sánchez se volcará en la campaña gallega, hasta que vea que no le conviene quemarse, como sucedió cuando Ayuso tuvo que disolver la Asamblea para que no le hicieran una moción de censura. Cuando constató que le iba mal, se puso a un lado y luego hizo un cambio de gobierno como cortina de humo. La realidad es que sobre la mesa está la buena gestión y la prudencia de Rueda, que ha demostrado su eficacia, y en el otro lado una confusa amalgama sustentada en la incoherencia. No es algo nuevo, sino conocido por los gallegos que ya sufrieron un gobierno de izquierdas y a los cuatro años prefirieron darle la mayoría absoluta al PP. La situación ahora es más grave porque Puigdemont, Junqueras y Otegi son los que mandan. La capacidad de decisión no está en Madrid sino en Waterloo, Barcelona y Bilbao. Y Galicia sometida al sanchismo y sus aliados no tendrá ningún peso. El problema de los privilegios es que siempre son con perjuicio de la mayoría.











