Es imperio preguntarse si la tan cacareada guerra cultural contra la izquierda que proclama Vox, se sostiene con estos gestos asilvestrados cada vez que alguno de sus miembros alcanza a saborear el placer de los sillones y las moquetas. ¿Se imagina el lector a un dirigente de la izquierda renunciando a sus opiniones para no soliviantar a sus rivales políticos? Este sencillo ejemplo nos sirve para revalidar nuestra certeza de que Vox es la mayor estafa política e ideológica de la democracia. A estos farsantes ya solo les importa conservar sus propios privilegios.

Marta Fernández, diputada de Vox Aragón y próxima presidenta de las Cortes, tal y como aseguró su propio partido la noche del jueves, ha borrado todo rastro de su perfil de Twitter e Instagram. La decisión habría sido tomada tras el anuncio de su presidencia como una medida de precaución después de que salieran a la luz polémicos tuits del nuevo presidente del Parlamento de Baleares, el diputado de Vox Gabriel Le Senne, quien llegó a decir en su cuenta de dicha red social que las mujeres “son más beligerantes” porque carecen de los atributos reproductivos masculinos. “Por eso las mujeres son más beligerantes, porque carecen de pene”, escribió Le Senne en noviembre de 2020.

Aunque el Twitter de la futura presidenta de las Cortes ha desaparecido, quedan resquicios en esta red social de algunas cosas que llegó a decir. En una entrevista afirmó que a Irene Montero le dan miedo “los pitos” y que solo sabe “arrodillarse para medrar”.

En otra publicación de esta red social, recogida por los usuarios, afirmaba el pasado 17 de junio: “El dictador comunista Pedro Sánchez en su discurso por la Presidencia de la UE omitió nombrar a Ceuta y Melilla al hablar de España. Mientras, Marruecos se rearma fuertemente. Y nosotros ‘enseñamos los dientes’ mostrando un buque de La Armada en Melilla”.

De donde también se ha ido esta mañana Marta Fernández es de Instagram, red que utiliza desde hace años para compartir imágenes en las que ha arremetido contra los medios de comunicación, ha puesto en duda el cambio climático y ha llegado a afirmar que el covid fue creado por China “de manera intencional y premeditada”.

Contra los medios de comunicación y la pandemia

Marta Fernández, diputada por Vox en las Cortes de Aragón desde 2019, era bastante activa en Instagram, bajo el nombre de usuario ‘marthynahappy’. Entre publicaciones de su propio partido e instantáneas religiosas, Fernández compartía con sus seguidores sus controvertidas opiniones.

La de Vox ha sido muy crítica con la pandemia, de la cual llegó a decir en enero del 2022 que el covid-19 “no es un virus natural. No es un virus de murciélagos. China lo creó de manera intencional y premeditada”. Ese mismo mes, en épocas navideñas y en plena ola de coronavirus, cargó contra las personas que llevaban mascarilla. “Gente normal”, rezaba la foto junto a dos mujeres paseando con tapabocas. “Gente ‘conspiranoica'”, ironizaba, mostrando a una familia celebrando las fiestas de Año Nuevo.

Contra los medios de comunicación

Unos meses antes, en noviembre del 2021, Fernández arremetía contra los medios. Escribió: “Buenas noches españolazos”, junto a una imagen que decía: “Lávate las manos regularmente, que del lavado de cerebro se encarga el Gobierno y los medios de comunicación”. También en julio de 2021, cuando dijo: “Modelos de tapabocas para ciudadanos”, junto a una imagen de una mascarilla quirúrgica, y “modelos de tapabocas para periodistas”, con una foto de un fajo de billetes.

Negacionista del cambio climático

La presidenta de las Cortes por Vox ha puesto en duda también el cambio climático en sus redes sociales. “Un cambio climático sin precedentes ha causado que el nivel del mar en el puerto de Sidney se haya incrementado en 0 cms en los últimos 140 años”, ironizaba.

Entre sus ‘posts’ se pueden rescatar también algunos mensajes antifeministas y contra el colectivo LGTB. “Te equivocas feminista. Sois las nietas de los cristianos que echaron a los moros de la península para que pudierais pasear en tetas por la calle”, escribe. En otras publicaciones utiliza la bandera LGTB para arremeter contra el colectivo.