Satán persiguiendo a Wojtyla
Rafael Nieto.- A San Juan Pablo Magno (que muy probablemente esté disfrutando de la compañía de Dios en el Paraíso), unos pigmeos mentales están intentando echar basura sobre su impresionante biografía. Obviamente, no voy a escribir aquí las barbaridades que han inventado estos bellacos, y que ahora incluso se atreven a propalar en los medios infectos que se prestan a una operación de descrédito tan repugnante.
Si cualquier calumnia resulta siempre odiosa, las calumnias a un santo tan deslumbrante y maravilloso como el Papa polaco habría casi que tomarlas a chiste, si no fuera por su extraordinaria gravedad. Es imposible que este grupo de aliados de Belcebú puedan manchar la santidad de Juan Pablo II con sus embustes, pero de momento lo que sí han conseguido es indignar a millones de personas que queremos, admiramos y deseamos honrar a Wojtyla.
Casi puedo imaginar su rostro allá en el Cielo, con esa media sonrisa tan suya de galán de cine; una sonrisa entre la comprensión ante el pecado humano y la espontánea reacción ante tamaño dislate. Él, que tanto luchó por la paz del mundo. Él, que imitó a Jesús dando amor a los demás, aunque no los conociera. Él, Wojtyla, el Papa que derribó el muro de Berlín y puso sordina a la guerra fría. Él tampoco se ha librado del ataque furioso de sus enemigos.
Es bueno recordar que, tras la marejada que provocó el Concilio Vaticano II y después la teología de la liberación, Karol Wojtyla demostró una habilidad extraordinaria para subrayar lo más nuclear de la tradición de la Iglesia, yendo de nuevo a la raíz, al Evangelio, evitando así malas y heréticas interpretaciones modernistas. Pero además, lo hizo con una personalidad arrebatadora, con verdadero sentido paternal, desde el amor al otro, sin levantar muros innecesarios pero siendo firme en lo esencial.
San Juan Pablo Magno fue, sin ningún género de dudas, el gran Papa del siglo XX, y uno de los más importantes de la Historia de la Humanidad. Su legado, tanto personal como papal, es ciertamente impresionante. Ningún personajillo de aviesas intenciones, en busca del vil metal (qué otra cosa, si no) logrará su objetivo, siempre que los hijos de la Fe Verdadera nos mostremos firmes en la defensa de la memoria y la santidad de Juan Pablo II.
Les invito, desde esta modesta tribuna, a que no se callen. No, no guarden silencio ante esta canallada infame. Alcen la voz por quien tantas veces alzó la suya para defender a los más débiles (niños no nacidos, ancianos, enfermos).
Digan alto y claro, allí donde haga falta proclamarlo, que tenemos un santo muy cerquita de Dios. Un Papa bueno y único, que supo sembrar humildad y altura moral en un mundo en decadencia. ¡Viva San Juan Pablo Magno!
La infección masónica del Vaticano empieza formalmente en el CVII, y muy probablemente antes… Juan XIII, Pablo VI… pero Juan Pablo II no se prestó, y duró dos telediarios (hay que acabar con la masonería en la iglesia, que con la mafia son las dos caras de la misma moneda, dijo). Juan Pablo II fue utilizado para desmembrar la URSS por los mismos que la financiaron/crearon. Tiene discursos muy buenos por la vida, pero, hablar es muy fácil (y típico de masones que se pasan la vida fingiendo más que nadie, hasta que se hacen necesarios sus servicios), bonitas palabras,… Leer más »