¿Volver al franquismo?
A menudo me han planteado este problema: “si el franquismo fue tan exitoso para España como usted dice, ¿no sería mejor volver a él, en lugar de seguir con esta democracia cada vez más podrida?”. Les contesto: “¿cómo es entonces que los que llamaríamos franquistas nostálgicos no logran levantar cabeza a pesar de que tienen libertad para expresarse y organizarse, y tienen o han tenido muchos medios económicos?”.
Quien realmente comprendió la situación al final del franquismo fue Torcuato Fernández Miranda, al que muchos acusan de traidor a aquel régimen. Él vio claramente tres cosas: A),que el franquismo estaba en descomposición: había cuatro o cinco Falanges enfrentadas, por lo menos dos carlismos, uno de ellos próximo al trotskismo, unos monárquicos juanistas y otros juancarlistas, y una Iglesia que había pasado de apoyar a Franco a apoyar a sus enemigos. No solo aquellas “familias” o partidos estaban en descomposición, sino que tenían sectores antifranquistas cada vez más fuertes. No existía, además, una personalidad como la de Franco, que inspirase respeto a amigos y enemigos. B) Que la sociedad creada por el propio franquismo, tan distinta de la sociedad de la república, ya no admitía los modos de gobierno del régimen, por muy justificados y eficaces que hubieran sido hasta entonces. C) Que era preciso pasar a una democracia no convulsa desde la legitimidad histórica del régimen, y esta fue la gran maniobra de Torcuato: legitimar tanto al franquismo como a una democracia salida de él mediante un referéndum. Literalmente, el franquismo arrebató la bandera democrática a una oposición a la que hizo sentir su debilidad y su carácter antidemocrático.
Por desgracia, algunos franquistas no entendieron esto, o lo entendieron mal. Suárez se dedicó a repartir a la oposición patentes de legitimidad y a disimular tanto el origen de la democracia como su propio origen personal. Su inanidad intelectual le hacía creer que estas cosas tenían poca importancia, pero la tienen inmensa. Suárez, el rey y tantos más, son también exponentes de la descomposición a la que había llegado el franquismo. Y el sector que soñaba con mantener un régimen, como digo, en descomposición, entregaba muy satisfecha la bandera decisiva de la democracia a sus enemigos. De ahí su marginalidad creciente durante estos cuarenta años.












Pero ocurre que, ahora ya no existe ese pueblo austero, sobrio, leal, de honor, sacrificado hasta lo épico, sino una masa sin propósito, de vida, inmoderada, frívola, sin valores,,hedonista, mediocre hasta decir basta, ni tampoco existe ese hombre fuerte, valiente, casi místico, absolutamente heroico, si no todo lo contrario… .
… Aquel “buen señor”, el único capaz de volver a alentar aquel” buen vasallo” que no deja de esperarlo.
Al franquismo no se puede volver y ademas es historia y los franquistas renegaron de el al día siguiente, pero lo que esta claro es que el régimen que sale del 78 y su supuesta democracia han fracasado t que los políticos cada vez son peores, tenemos que buscar no una dictadura pero si un regimen autoritario y mas representativo que el actual, quizá haya que plantearse el volver a comenzar de cero y hacer una Constitucion corta y con sentido comun y noma la barbaridad del 78.