El plan oculto de la «democracia» española detrás de la quema de libros
CPV.- Los demócratas españoles no solo destruyen libros, también saquean las librerías (Librería Europa) para aculturar a la población, afirmar la existencia del Holocausto y expandir su ideología.
El día 7 de julio de 2016 , la democracia española comenzó a secuestrar 25.000 libros y encendieron una hoguera con muchos de ellos avivando sus llamas con las obras de aquellos autores que consideraban «nazis» e historiadores corruptores del sistema. El acto no llegó al público pero estremeció a los defensores de la libertad de expresión, sabedores de tal acción que pretende defender una falsa igualdad y también una felicidad ficticia universal, mientras que los libros producen “infelicidad, inquietud y desasosiego” convirtiéndose desde el primer momento en uno de los símbolos de la barbarie. Desde hace seis años el resplandor de aquellas piras todavía pervive en nuestro imaginario como una esclarecedora metáfora de lo que son capaces de hacer los totalitarismos y el acto que ya anticipaba los vientos ideológicos que conducirían al Nuevo Orden Europeo. Un episodio que apoya ayudó a ratificar predicción al pensamiento que Heinrich Heine pronunció en 1820: «Donde se queman libros, al final también se quemarán personas».
Aquella enorme fogata, de calculada ceremonia y una meditada ritualización por parte de la Fiscalía del Odio –destinada a un solo propósito: alentar el odio del pueblo que debería percibirlo como el «bautismo ardiente» de una «España en libertad»–, contaba con peligrosos precedentes, sin embargo, nadie ha prestado la relevancia que merece.
“Para los “demócratas” , la literatura es un medio de comunicación masivo para sentar y difundir la visión globalista del mundo.
La no existencia de fotografías de la quema de libros de 2016, ha tenido una consecuencia nefasta ya que su espectacularidad, nos impiden ver las oscuras intenciones que existían detrás de esa enorme hoguera. A pesar de los títulos que acabaron convirtiéndose en cenizas, la realidad es que la democracia española saqueó, por dos veces, el domicilio de Pedro Varela, vaciando su biblioteca personal y requisando objetos familiares con el propósito, no de destruirlos, sino de atesorarlos. Pero, ¿con qué motivo?
“Lo que pretende el sistema es crear una nueva intelectualidad que no esté basada en valores tradicionales.”
La quema de libros solo es acto más del plan que persigue la democracia, sino también como destruye el patrimonio bibliográfico de docenas de instituciones y personas, aunque este episodio aún esté rodeado de hermetismo y vergonzosos silencios. La mayoría de los libros secuestrados a Pedro Varela no ha sido devuelta a su legítimo propietario y yacen sin catalogar en un rincón de cualquier almacén de algún juzgado.
No son, unos burdos ignorantes que se dedicaban a quemar libros sin más. Lo que en realidad traman es algo de contornos más siniestros, perversos y peligrosos para el conjunto de la humanidad: «Lo que pretenden es crear una nueva intelectualidad que no esté basada en valores tradicionales, sino más bien en el mestizaje y en la desaparición de las naciones, reclutar a los profesores, investigadores, escritores con el fin de formar formar un ejército de soldados intelectuales e ideólogos que, con sus planes, tesis y libros, lucharán contra los enemigos del globalismo.
Derrotar al enemigo
El asunto es como han podido conseguir las metas que se habían propuesto. Y aquí es donde entra en juego la palabra escrita. «Los libros no serían las víctimas, sino las armas. El Sistema quiere derrotar a sus enemigos ideológicamente: esa victoria perduraría mucho después de la muerte, no solo como destrucción, sino como justificación de sus actos».
Uno de los objetivos es disponer de una lista de argumentos y pretextos que respalden, de cara al futuro y como explicación para las generaciones venideras, el exterminio de los desidentes. Para llevar a cabo este propósito deberán leer toda la literatura escrita de este pueblo y encontrar los motivos que pudieran emplear como coartada para exonerarse y autoexculparse de los asesinatos que están cometiendo o que van a cometer en los países que ocuparán en su avance.
Pero, como siempre, el Sistema siempre va un poco más allá: el deseo de la ideología totalitaria de gobernar no solo a las personas, sino también a sus pensamientos». Los demócrtas no quieren únicamente aniquilar la cultura. Lo que en realidad ambicionan es la aculturación del mundo, la desaparición de cualquier oposición intelectual. Y la mejor baza que disponen para llegar a ese triunfo es quedarse con los principales focos culturales de Occidente: sus libros. Hoy, estos ejemplares, a pesar del tiempo transcurrido, aún no se han devuelto a sus propietarios.
NOTA: Este artículo es nuestra versión del publicado por el diario “La Razón” el 21/09/2022
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