La era de los okupas
A todos nos viene a la cabeza, al hablar de okupas, la desaparición en España de la propiedad privada, a la par de la desaparición de la ley y la justicia, que no solo permite la ocupación de viviendas y locales, sino que también castiga al propietario a pagar suministros, IBI, comunidad, y en el peor de los casos, el préstamo con el que se pretendía pagar una propiedad que, gracias a las leyes, no te pertenece.
Estos okupas, siendo peligrosos, son el resultado natural de otros okupas mucho más letales para la sociedad: los dedicados a la política.
Tenemos en España al okupa de la Moncloa, siervo lameculos de un pervertido que ocupa la presidencia de la primera potencia mundial, gracias a unas más que dudosas elecciones.
Centrándonos en el okupa patrio es evidente que responde al típico perfil de esa gentuza; es decir, le importan dos carajos la propiedad que ocupa, sabe que es cuestión de tiempo que lo desalojen, también que el daño causado en la propiedad no se lo va a reclamar nadie y que lo tendrán que pagar los propietarios; es decir, el pueblo español vía impuestos.
Otra de las características de un okupa es rodearse normalmente de chusma agresiva de la peor calaña, como la que tanto gusta al okupa de la Moncloa: independentistas catalanes, terroristas vascos reconvertidos a políticos y comunistas con genética leninista.
Y ya que Vox no va a ejercer de desokupa, tanto a unos como a otros creo que sería de necesaria aplicación la ley rumana, en vista de que en España ya sabemos de quién depende la fiscalía. Pues eso.











