La tranquilidad de tenerlo todo perdido iluminó a Juan Marín en medio de los grises de una pelea llena de cobardes.

Teresa Rodríguez defendió bien su chiringuito, el negocio de su marido y de ella misma, mientras la candidata de Podemos y 6 más, y cuyo nombre no recuerdo, volvió a pedir un gobierno feminista para seguir fomentando la guerra entre hombres y mujeres.

El señor Espadas con un profundo Alzheimer tras 37 años de no hacer nada, aparte de enseñarle a su señora esposa WordPerfect,  presentar un currículum y que te contraten en 24 horas poco más.

Moreno Bonilla no se arriesgó a perder ni un solo voto. Desempeñó el papel institucional de presidente, recibió los ataques de la derecha valiente y de la izquierda, sin alterar el rictus ni lo más mínimo.

No ha sido casualidad dejar a mi querida Macarena para la última; sinceramente no me gustó nada, que si bien soy de derechas, no soy hooligan de nadie.

Mira Macarena, no puedes hablar de quitar cocaína y prostitución en un partido donde te aseguro por vivencias propias que tienes más de un cocainómano y más de dos punteros.

Quitar el adoctrinamiento de los libros de texto está muy bien, preservar nuestras tradiciones está muy bien, acabar con la inmigración ilegal está muy bien. Pero querida Macarena, me hubiera gustado escuchar qué chiringuitos vais a eliminar, cuál es vuestra política de inversiones, en qué consiste vuestro plan hidráulico si lo tenéis, cómo vais a luchar contra las importaciones de productos del Magreb, qué vais a hacer con los menas que viven a cuerpo de rey en Andalucía.

Lo que no se puede es venir a Andalucía a repetir los mantras nacionales, ni a luchar contra la inmigración ilegal comiéndose un kebab a la 1:30 de la mañana en Granada, en el local de Karim.

*Ex coordinador de Vox en el municipio malagueño de Mijas.