Macarena Akbar
Hay veces, Macarena, que es mucho mejor quedarse con hambre o terminar la noche en casa de amigos, que a buen seguro tendrán un poco de jamón, chorizo y lomo de buen cerdo, que entrar a un kebab.
Querida Macarena, no seré yo que te hable del maravilloso tapeo ‘granaíno, tampoco de la maravillosa dieta mediterránea, ni siquiera te voy a hablar de la basura grasienta y de ínfima calidad que se vende en esos establecimientos. Dios me libre de aconsejar dietas a nadie y menos a usted.
Cada cual puede buscar votos donde estime oportuno: en el lobby gay, en el lobby feminista y como le vimos a usted en Graná, también entre musulmanes.
Pero le voy a explicar por qué sólo encontró un kebab abierto a la una y media de la mañana. El autónomo de hostelería español y granaíno, ese que su partido dice defender, tiene que luchar contra unos impuestos leoninos y contra una normativa municipal que le obliga a cerrar a las 12 de la noche, y si te pasas 30 minutos, la multa es antológica. Ese autónomo no puede competir con el vacío legal que permite a Karim venderle a usted su grasienta porquería.
Entrar a comer ahí, Macarena, es fomentar la competencia desleal y la ruina de nuestros autónomos.
*Ex coordinador de Vox en el municipio malagueño de Mijas.











