La militancia de Vox Málaga no participa en la farsa y deja sola a la Gestora en la comida navideña
AD.- Lo de ayer debería ser definitivo para que el Comité Ejecutivo Nacional se decidiera a ejecutar la sentencia de muerte dictada por los militantes contra la Gestora de Vox en Málaga. ¿Qué más evidencias se necesitan para comprobar que la militancia, de forma abrumadoramente mayoritaria, ha dado ya la espalda a una dirección provincial tan ridícula como infame.
La exigencia de disolver el condominio de esta infame Gestora sobre Vox Málaga devenido en finca privada, vertebra ya a casi toda la militancia.
Patricia Rueda y Antonio Sevilla han excluido a los militantes de la toma de decisiones y decidieron que los cargos orgánicos fuesen ocupados mayoritariamente por amigos y personas provenientes del PP. Así que las cosas están claras. Cuando reduces el papel del militante de base al de pagacuotas, cuando los afiliados no se sienten protagonistas del devenir de los acontecimientos, cuando se les engaña o se les oculta información, cuando se les desprecia y se les humilla, cuando a los años de militancia antepones un engordado curriculum de alguien que hasta hace unos días pertenecía a otro partido, cuando traicionas a tus mentores o cuando sublimas la mediocridad y destierras a los mejores, entonces es lógico que los afiliados decidan que estos indignos mandatarios ya no les representa.
Lo vemos a diario con las penosas mesas informativas, tan huérfanas de militantes que participen que se tiene que echar mano de cargos de otros municipios para aparentar una mínima presencia. Pero si un acontecimiento ha dado visibilidad al drama que se cierne sobre la Gestora de Vox Málaga ha sido ayer, en la ya tradicional comida navideña del partido celebrada en un restaurante de un municipio cercano a la capital malagueña.
Apenas cincuenta personas, de entre ellas más de un noventa por ciento de cargos orgánicos, todos ellos elegidos a dedo. Lo peor de la ridícula asistencia al almuerzo navideño, es que tenemos la referencia de la del año 2019, con Antonio Pulido como número 2 del partido, que multiplicó por cinco el números de comensales.
Tras este nuevo fracaso, debemos apelar a la dimisión de la Gestora, lo que sería imperativo si sus miembros conservasen un átomo de dignidad y de vergüenza. Pero no lo harán, porque la mayoría conciben la participación política como un instrumento al servicio de ellos mismos y de nadie más.
Guste o no, lo de hoy no hace sino conferir valor a lo que supuso el “pulidismo” en Vox Málaga. Valor político, pero sobre todo, valor moral. E implicación, mucha implicación de los militantes, lo que esta colla de inútiles no alcanzará a lograr nunca.
Es inaplazable que Santiago Abascal desplace a Ortega Smith y mueva fichas si no quiere ver a Vox Málaga prefigurando la progresiva ‘ciudadanización’ del partido. Sepa Abascal, y a las imágenes de ayer nos remitimos, que los afiliados ya han decidido dejar de estar a las órdenes de quienes moral y políticamente valen menos que cualquiera de ellos. Vox Málaga no puede seguir siendo un juguete roto al servicio de las ambiciones políticas de “Barbie”.
Y mientras hacían el paripé de hermandad, el resto de todos los partidos políticos estaban rindiendo Honores a Torrijos y sus hombres en el 190 aniversario de su fusilamiento en Málaga.
Sin novedad en este VOXcayente Málaga.