AD.- Cualquiera que interprete la crónica española sin las anteojeras del fanatismo ni del sectarismo se dará cuenta que el crecimiento de Vox no fue un acontecimiento casual. Estas eclosiones políticas de la noche a la mañana no se improvisan.

Es evidente que la presencia de Vox aleja definitivamente a la derecha de una mayoría parlamentaria y regala al Frente Popular, encabezado por Pedro Sánchez, cuatro años más de hegemonía absoluta. A diferencia de las derechas, el PSOE afrontará las próximas elecciones en clave de bloques frentistas. La franja entre ambos ‘frentes’ se irá ensanchando en la medida que Vox y PP compitan por el mismo electorado. La izquierda ha olido la sangre y no parará hasta desangrar al PP. Pedro Sánchez ya ha pedido que Vox entre a chorro en las venas de las televisiones afines a su partido. Acostúmbrense a ver a los mandamases de Vox hasta en la sopa.

¿Por qué Vox pasó de la irrelevancia política a eclosionar de la noche a la mañana? ¿Por qué Rosa Díez fue expulsada de la política y Abascal fue entronizado? ¿Alguien ha dado el pistoletazo de salida?

No parece descabellado afirmar que el propósito de la operación Vox es diáfano: divide y vencerás. A Pedro Sánchez le están poniendo en bandeja una legislatura entera. ¿Quién puede ser el director de escena? El que lleva moviendo los hilos de la política europea desde hace años; el que se reunió en secreto con Pedro Sánchez en la Moncloa a los pocos días de su llegada al poder; el que lleva tiempo forjando acuerdos y enajenando voluntades para implementar en España sus planes globalistas. Con la operación puesta en marcha conseguiría el doble objetivo de consolidar en el poder a la izquierda mundialista y alejar a la verdadera disidencia identitaria de cualquier órgano de poder.

Así las cosas, el PSOE cifra todas sus expectativas de prolongación del poder en la eclosión de Vox impulsada por la mafia mediática. De ahí que Sánchez no contemple el adelanto electoral bajo ningún supuesto. Se lo juega todo a la carta de Vox para convertir en realidad el viejo sueño de la izquierda española de aniquilar al PP, paradójicamente en consorcio con la vieja derechona. Lo trágico son las consecuencias para España. Por consiguiente, no deberíamos frivolizar con la pretensión del presidente Sánchez de permanecer en el poder hasta 2030. ¿Qué quedará entonces de España?