Infra financiación
FP.- El sistema de descentralización del estado hacia las autonomías comenzó inmediatamente después de la aprobación de los estatutos consecuencia de la Constitución.
País Vasco, Cataluña, Galicia, por tener estatutos aprobados en los años 30, con competencias por debajo de las que hoy tiene una diputación provincial, y Andalucía ,por mor de un referéndum, accedieron a una vía llamada rápida, recogida en el artículo 151 de la Constitución. El resto de territorios fueron obteniendo sus estatutos y competencias por la llamada entonces vía lenta, artículo 143.
A las competencias se les asignó una financiación, quedando fuera del marco común Navarra y el País Vasco.
Esta financiación es transferencia del estado que recauda y traslada a las administraciones territoriales el dinero para atender los gastos e inversiones.
Sanidad que es la materia más costosa tuvo durante muchos años una transferencia económica finalista, lo envidado por este apartado sólo podía gastarse en el sistema público de Salud, ya no.
En los 90 todas las autonomías fueron recibiendo las grandes áreas, sanidad y educación, haciendo de España uno de los cuatro países más descentralizados del mundo, y equiparando al mismo tiempo a todas las autonomías. Todas hoy son iguales, en competencias y en capacidad política.
El caso valenciano es algo diferente, el PSOE no quiso ni reconocer el incipiente proceso estatutario valenciano en la década de los 30, ni tampoco la celebración de un referéndum como en Andalucía. La presión catalanista era muy fuerte en la izquierda y no se sabía muy bien como encajar la Comunidad y su relación con Cataluña, el nombre de la lengua, los símbolos y la denominación del territorio.
Como compensación se aprobó, junto con Canarias, una ley orgánica de transferencia especial que incluía sanidad y educación.
Los costes efectivos fueron los de los 80, y conforme se fueron aprobando leyes básicas en relación a la prestación de tales servicios, más medios, más equipamientos e infraestructuras, colegios y hospitales, universidades y centros de salud, la financiación no aumentó al ritmo de las nuevas exigencias.
El modelo de financiación autonómica fue evolucionando, impuestos sobre actividades o tramos de los grandes transferidos, y actualizándose cada 5 años.
A finales de los 90 se acordó un modelo permanente con variables en función de modificaciones en los elementos de cálculo. Por ejemplo la población en donde la Comunidad vivió un cambio radical al aumentar la población en un millón de habitantes, un 25% más, que nunca fueron reconocidos a efectos del modelo. Siendo la población el factor con más peso en el modelo.
Lastrados por competencias a precio de los 80, sin reconocimiento de la población real y sin apoyo mediante subvenciones o inversiones del Estado, como ocurre en Cataluña por ejemplo, carreteras, cultura y transporte, la Comunidad es hoy la peor financiada por habitante de toda España.
Zapatero se comprometió a realizar cambios, nunca los hizo. Y Rajoy creó un Fondo de Liquidez ante la grave crisis financiera de todas las administraciones. No importaba tanto el modelo como si el hacer frente a los pagos a proveedores, por culpa de la crisis de 2008.
Y de nuevo el problema endémico. Con una salvedad, Puig ha aumentado la deuda hasta los 50 mil millones de €, y desde que gobierna lleva acumulado un déficit presupuestario de 10 mil millones de €. Las arcas públicas valencianas están peor que nunca, descontroladas y camino del abismo.
Con la misma mala financiación se han construido en épocas del PP colegios, hospitales, carreteras, puertos, aeropuertos, metro, tranvía, depuradoras, equipamientos de cultura y ocio, y modernizando pueblos y ciudades. Hoy nada.
No está capacitado Puig y su partido para reivindicar. Nos obligaron a un Estatuto de menor relevancia, el PP consiguió en 2006 reformarlo y alcanzar en todo a las autonomías del 151. Nos transfirieron competencias sin real capacidad económica, no nos reconocieron nunca el peso demográfico y cuando los gobiernos populares exigían mejoras a Madrid siempre se opusieron prefiriendo la obediencia a Ferraz antes que a los valencianos.
Con un sencillo reconocimiento de la población real y con la actualización de los costes efectivos de sanidad y educación la Comunidad Valenciana estaría en el nivel medio de toda España y abandonaría esta situación que nos lleva al colapso financiero.
Menos pancartas y proclamas y más rigor y exigencia, es lo que debemos pedirle a Puig y a Oltra.