De acuerdo, el entretenimiento se ha convertido en una industria gigantesca y todo, el arte y el mismo pensamiento se mercantilizan… Tú lo ves como algo nefasto, y te parece que la literatura y el arte pesimistas expresan la verdadera realidad social, pero si la gente consume ese entretenimiento es porque quiere, nadie la obliga.

No digo que esa literatura y arte, digamos pesimista, expresen la realidad de fondo y lo otro sea un camelo, solo planteo el problema: ¿cómo es que con tal abundancia de mercancías, de comodidades, de desarrollo científico-técnico, etc., el arte, por lo menos el arte considerado de mayor valor cultural, sea tan pesimista, tan triste y hasta desesperado? Y te planteo un segundo problema que derivo de Tocqueville: toda esa superabundancia de entretenimiento, ¿no conduce a la infantilización de la sociedad? ¿No trata precisamente de infantilizarla?

Vamos a aceptar que es así, que la sociedad tiende a infantilizarse. Pero, insisto, aun en ese caso tendrás que reconocer que es porque quiere, porque a la mayoría les gusta y les divierte, y lo pagan con su dinero. Después de todo, a nadie le gusta dar vueltas a
los lados angustiosos de la vida, y quienes hacen eso pueden terminar muy neuróticos.