Cuatro de cada diez profesores de Religión se identifican políticamente con la izquierda
Cuatro de cada diez profesores de Religión se sitúan políticamente a al centro izquierda o la izquierda, mientras que solo el 35 por ciento de los antiguos alumnos consideran que esta asignatura ha tenido una «influencia decisiva» en sus ideales políticos. Sin embargo, 8 de cada 10 sí reconocen que la asignatura les ha ayudado a «ser más tolerantes y mejores personas».
Estas son algunas de las conclusiones de una macroencuesta realizada por la Fundación SM a más de 18.800 docentes, alumnos y familias sobre la percepción social de la clase de Religión.
El Informe 2020 Panorama de la Religión en la Escuela concluye que las clases de Religión Católica tienen un impacto «poco relevante» en los ideales y militancia política y sindical de los alumnos. Solo la pregunta de los ideales políticos alcanza un tercio de impacto, descendiendo progresivamente en los ideales y la pertenencia sindicales, que solo alcanza un 12 por ciento. Par a el 40 por ciento del alumnado ha tenido poca o ninguna influencia en sus inclinaciones políticas.
«Tras las conclusiones de este informe no parecen sostenibles ya algunos estereotipos sobre la enseñanza religiosa que perviven en algún imaginario y que castigan injustamente la realidad de la enseñanza de la religión hoy. No parece razonable seguir acusándola de adoctrinamiento y privilegio de la Iglesia más propio de otro tiempo», aseguró Carlos Esteban, autor del informe.
El perfil del profesorado de religión actual es laico, no hay sacerdotes ni apenas religiosos dando clases, y la mayoría está implicado en acciones sociales para la promoción de la justicia (71%).
Además un 73% de las familias encuestadas muestran una satisfacción general con las clases de Religión. Una amplia mayoría no cree en los estereotipos sobre la enseñanza de la religión, mientras que más del 70% rechaza abiertamente la imagen de adoctrinamiento y tampoco la ven como un privilegio de la Iglesia.
Más del 85% del profesorado considera que esta su asignatura ayuda a comprender otras culturas y contribuye a la formación ética y a la ciudadanía global. Además para tres de cada 4 familias esta materia es necesaria para la educación de sus hijos.
Durante la presentación de este sondeo, Esteban indicó que «la clase de Religión no tiene poblemas reales en el sistema educativo ya que hay una satisfacción general entre profesores, alumnos y familias. Funciona razonablemente bien y tiene un notable». «La clase de Religión no es poblemática y contribuye a la diversidad social. La OCDE nos pide una competencia global de aprender a vivir juntos y la clase de Religión en ese sentido es un bien para la escuela y para la sociedad», insistió.
No se sienten reconocidos por la Iglesia
Si bien la mayoría de los docentes se sienten valorados por sus alumnos, el 51 por ciento considera que su trabajo no es reconocido por parte de la Iglesia, mientras solo un 8,7 por ciento del profesorado se siente valorado por la sociedad.
En cuanto a la práctica religiosa de los profesores de Religión, los resultados de la encuesta revelan que el 91% afirma que es habitual o muy habitual. Este perfil creyente del profesor de Religión, por supráctica religiosa y por su activa vinculación eclesial, se confirma también en las respuestas que muestran que el 61.2% considera que lo más importante para ser profesor de Religión es ser creyente frente a un 29.7% que le concede más importancia a creer en la educación.
Las Comunidades Autónomas que reflejan una menor práctica religiosa de los proferesos en la escuela pública son Baleares, Cataluña y País Vasco.
El grado de satisfacción del profesor con sus condiciones laborales caé del 75.3% de la enseñanza concertada al 53.3% en la pública. Una disminución muy significativa que quizá se explica por la inestabilidad laboral del profesorado de Religión en centros públicos.
El análisis por Comunidad Autónoma muestra que los docentes que más satisfechos están con sus condiciones laborales se encuentran en Galicia y los que menos, en Andalucía, Aragón y Extremadura. En el caso de Aragón, esta insatisfacción lleva a plantearse a un 20% dejar de ser profesor de Religión, si pudiera cambiar de trabajo.